La nueva teoría social en Hispanoamérica: introducción a la teoría de sistemas constructivista

84 Cecilia Dockendorff entenderá un particular tipo de objetos, sino una particular distinción, la distinción entre sistema y entorno. Basado en el esquema conceptual que George Spencer Brown propone en Laws of Form (Spencer Brown, 1979), Luhmann define sistema como la forma de una distinción que tiene dos caras: el sistema, como el interior de la forma, y el entorno, como el exterior de la forma (Luhmann, 1998a: 54). El partir de una distinción que realiza un sistema observador significa asumir que antes de que se establezca una distinción no “existe” nada. Aunque el lenguaje constructivista- sistémico utilice expresiones que parecieran reificar “objetos”, como describir a los sistemas como dotados de memoria, insistimos: no se trata de objetos sino de distinciones. Como lo expresa Marcelo Arnold: los sistemas sociales, los problemas sociales y todo lo que interesa en la sociedad existen en tanto se distinguen (Arnold, 2004). Si queremos construir una teoría de la cultura que supere el problema de la ontología en el que inevitablemente redunda la diferenciación entre un sujeto y un objeto, deberemos adoptar la perspectiva constructivista. Este primer argumento epistemológico resulta entonces necesario para la formulación de una teoría de la cultura que permita entenderla, no como un objeto sino como una observación. En efecto, el argumento epistemológico permite la construcción de un concepto de cultura que no necesita basarse en su correspondencia con una realidad externa, sino en las construcciones de un observador que asume que sus distinciones y descripciones no constituyen datos objetivos de la realidad. De este modo, un concepto de cultura que se integra a una teoría de sistemas sociales basada en una propuesta epistemológica constructivista, nos permitirá desprendernos de toda referencia a una normatividad constitutiva de conceptos como el utilizado, por ejemplo, por Parsons en su teoría de las variables pauta. Desde el punto de vista epistemológico, el concepto de cultura que intentamos proponer no constituye una categoría unívoca, sino que opera por distinciones en cuanto mecanismo de observación. 1.2. El argumento no-antropológico En relación al segundo obstáculo epistemológico, o prejuicio humanista como lo llama Luhmann, el adoptar la teoría de sistemas sociales para observar la sociedad hace imposible comprender lo social como el mero resultado de la relación entre individuos. A diferencia de la sociología clásica que desde una teoría de la acción utiliza los conceptos de sujeto e intersubjetividad, la teoría de sistemas sociales desarrolla una teoría de la comunicación social y de sistemas autorreferentes. Desde tal perspectiva los individuos pierden su calidad de elementos unitarios constitutivos de la sociedad; más bien constituyen sistemas orgánicos acoplados a sistemas síquicos, cada uno de los cuales es autorreferente y opera autopoiéticamente (Luhmann y De Georgi, 1993: 27-80).

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