La nueva teoría social en Hispanoamérica: introducción a la teoría de sistemas constructivista
La sociedad como sistema autopoiético: fundamentos del programa sociopoiético 59 bang del conocer aparece cuando una forma provee un límite que abre lados, en un mundo indiferenciado, dejando abierto un camino para pasar de uno a otro. La fórmula de conocimiento disponible para comprender los procesos de construcción de la realidad es la lógica de las formas (Spencer-Brown, 1971). Acogiendo los principios de la autorreferencia, con ésta se demuestra que acotando un espacio se establecen diferencias que permiten distinguir dos partes que obligan, a su vez, a colocarse en un solo lado y así sucesivamente. Las remisiones apuntan a “esto” o lo “otro”; “antes” o “después”; “acuerdo” o “desacuerdo”. Por eso, aunque los observadores traten lo que distinguen como unidades — ¡la naturaleza! o ¡la sociedad!; ¡los excluidos! o ¡los incluidos! — y que éstas se reintroduzcan en las comunicaciones de la sociedad, sin reconocerse como partes, son ininteligibles las unas sin las otras. Así también, la constitutiva simultaneidad de los sistemas con sus entornos representa diferencias pero nunca independencias. Los sistemas sociales, los problemas sociales y todo lo que interesa en la sociedad existen en tanto se distinguen en la comunicación como descripciones de resultados de observaciones, para ello requieren un medio que las estabilice. Esa función la ocupa el lenguaje, con su ayuda las observaciones se fijan conformando posiciones estables. Los registros lingüísticos apuntan a la existencia de algo — aunque sea el destino, lo inconocible o los errores—, constituyendo premisas que permiten tratar como objetos o entornos, como vivencias o experiencias o como propios o ajenos los efectos de las operaciones de observación. Específicamente, el lenguaje registra, designa y notifica, es el lugar desde donde se pueden observar observaciones que, expuestas con sonidos o grafos, permiten su uso en nuevas operaciones. La envoltura lingüística permite tratar con cosas , aunque éstas solamente se generen en el acto de hablar. De hecho, sustantivizar permite mantener constancias que permiten hacer adjudicaciones o pronósticos que contienen efectos causales. Por eso, si bien toda información surge de una selección prediseñada por su observador, aparece en su descripción como dato de la realidad. Este plano de objetividad, como señala Maturana (1990), facilita la convivencia entre observadores pero, por sobre todo, posibilita tratar como algo externo lo producido internamente. Esto favorece acoplamientos amplios entre los sistemas sociales y entre éstos y las conciencias . Sin embargo, la realidad social va más allá del determinismo del lenguaje, pues éste no selecciona los temas comunicativos, si fuera así bastaría cambiar de nombre a las cosas que nos molestan. Sólo los registros, que transcurren por su medio ofreciendo las descripciones de observaciones, están determinados por su repertorio. Los procesos antes descritos permiten entender la construcción de la sociedad desde la metodología del paradigma sociopoiético y dan cuenta de las ventajas de su mirada. Pero estos logros, recordemos, sólo pueden ocurrir en un dominio descriptivo. No se puede observar la complejidad operativa, solamente se
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