La nueva teoría social en Hispanoamérica: introducción a la teoría de sistemas constructivista

La sociedad como sistema autopoiético: fundamentos del programa sociopoiético 57 formal y así otros. Todas estas formas sistémicas se constituyen en ejemplares para las diferenciaciones que vienen, como por ejemplo el deporte, la publicidad y el ambiente de la sociedad. De esta manera, calificada como funcionalmente diferenciada, la sociedad contemporánea se destaca por la autonomía de sus componentes sistémicos, donde grandes formas sistémicas flotan entre pequeños sistemas que continuamente se reconstruyen o descomponen, sin que logren dominar su formación. Hemos señalado que todos los sistemas sociales surgen replicando, en forma reflexiva y recursiva, operaciones comunicativas, para lo cual se valen de la mega-distinción sistema y entorno. Pero, ¿cómo y desde dónde pueden describirse? La respuesta nos conduce a una teoría sociopoiética de la observación. 2.2. Teoría sistémica de la observación Como todo lo que se comunica sobre la realidad es conocimiento que surge desde registros de observaciones, el mundo y su realidad no pueden ser considerados como un estado de cosas ajeno a la sociopoiesis. Las operaciones que acontecen en la sociedad explican su sociogénesis, y lo hacen aludiendo a distinciones que se producen en un contexto de distinciones. Designaciones como realidad, mundo, sociedad o interacciones se sustentan en distinciones y sólo pueden ser alcanzadas mediante éstas. Cada vez que se distingue algo, hay una diferencia que se está utilizando. Las operaciones comprometidas en los procesos de observación, explican la génesis de una realidad que surge después de aplicar distinciones y, en ese caso, lo que algo sea, será inevitablemente distinto a lo que pudiera ser o haber sido, es decir, son logros de observadores. El conocimiento de la realidad se fija con operaciones que tienen efectos observables y deriva de los medios disponibles en la sociedad. Como ningún sistema social puede operar fuera de las fronteras de su clausura autorreferencial, se deduce que sus incrementos de complejidad se acompañan con esquemas de observación cada vez más sofisticados. Así, a lo largo de la evolución van proporcionándose formas-con-dos-lados que diferencian, por ejemplo, entre el consenso y el disenso, el dentro y fuera, o que estructuran formas más específicas con codificaciones binarias usando fórmulas como verdadero/falso, legal/ilegal, apertura/clausura, centro/periferia o sagrado/profano. Todas ellas se caracterizan por adosar criterios para programar la incorporación de informaciones en uno de los lados del código, sin romper su unidad. Con estos mecanismos se sostienen indicaciones sin borrarse — “ esta frase es falsa ”— y sin tautologías —“ esta frase es esta frase ”—, produciéndose los medios digitalizados para observar y comunicar informaciones.

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