La nueva teoría social en Hispanoamérica: introducción a la teoría de sistemas constructivista
48 Marcelo Arnold como parte del modelo capitalista de crecimiento. En la misma frecuencia, Touraine (1992) señala que ya no tenemos confianza en el progreso, pues no creemos que el enriquecimiento conlleve la democratización y la felicidad. Incluso la autorrealización y la búsqueda de la identidad propia son vividas como problemas, sobre todo cuando las seguridades y hábitos de la tradición no entregan las certidumbres que se esperan. En un arrebato -y no es el único-, el sociólogo británico Giddens (1993) clama que el mundo en que vivimos se percibe como espantoso y peligroso. En mayor o menor grado, estas partituras tienen por coro una intelectualidad mundial y latinoamericana que no atina a explicar por qué nuestros pueblos anhelan incluirse en el mundo que han desahuciado. Frente a estas lecturas apocalípticas coincidimos con Zigmund Bauman (1991), cuando plantea dudas acerca de las capacidades disponibles para interpretar correctamente la complejidad social. Quizá, confundiendo síntomas con explicaciones, los descriptores son ciegos a los prejuicios que los guían. Por eso, cuando intentan comprender la exclusión social, las inequidades, la contaminación, la miseria, las injusticias, el terrorismo, las nuevas enfermedades, la violencia, las hambrunas y el narcotráfico, por ejemplo, no alcanzan a apreciar que estos problemas, como los bienestares que no mencionan, se producen desde la misma dinámica de la sociedad que los denuncia. Las ciencias sociales tienen serias debilidades cuando intentan tratar los temas contemporáneos con encuadres teóricos y metodológicos que arrancan de situaciones ya sobrepasadas. Es fácil prever que cuando las cogniciones científicas se sustentan precariamente, no solamente se descuida indagar sobre las estructuras y mecanismos involucrados en los fenómenos que interesa explicar, tampoco se tienen pistas de cómo hacerlo. Por compensación, el efecto de perspectivas limitadas es inundar la comunicación con demandas de cambios imposibles, o discursos que sólo predican sobre lo mal que le está yendo a la humanidad por su propia condición y que se diluyen en discursos morales o políticos, o en variadas formas de neofundamentalismos. Nuestra tesis plantea que el obstáculo fundamental para una mejor comprensión de los fenómenos sociales consiste en ignorar la presencia de distintos planos para su observación, y carecer de metodologías que, asumiendo la autorreferencialidad, permitan apreciar cómo los riesgos, peligros, potencialidades, expectativas y, en general, todo lo que conforma las actuales preocupaciones sociales son efectos del incremento de operaciones, aparentemente paradójicas y contradictorias, que hoy son admisibles en la reproducción de la sociedad global. Desde el actual contexto de unidad planetaria, y a nivel estructural, la evolución ha conducido a una extrema radicalización de la diferenciación social y ésta a una recomposición de los órdenes sociales, lo que da lugar a la coexistencia de distintos tipos de racionalidades y objetividades en su interior. Un efecto importante de estas inéditas condiciones, y que oscurece su comprensión, consiste en que los desafíos
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