La nueva teoría social en Hispanoamérica: introducción a la teoría de sistemas constructivista

Perspectivas autorreferenciales en ciencias sociales 353 individuo-investigador puede ser iluminada por las corrientes que, por lo menos en psicología, en las últimas décadas han ido bosquejando a esta mente compleja. Pensemos por lo menos en los desarrollos en psicología social comunitaria (Alfaro 2000), en la terapia sistémica, en la narrativa, en la psicología transpersonal. Estos enfoques tienen en común no sólo la idea de un sujeto cuyos límites transcienden sus límites físicos y en constante interacción con un mundo de otros dominios de relaciones, sino que están en perfecta consonancia con una posición constructivista, reflexiva e interdisciplinaria. La comprensión de esta enorme complejidad implica la articulación de los conocimientos provenientes de diversas disciplinas: biología, sociología, psicología, medicina, ciencias cognitivas, epistemología. La integración de todos estos aportes, vendría dada por una nueva dialéctica comprensiva de todos estos dominios fenoménicos, que recurriría al uso de metáforas (Scribano, 1997) para modelar sus propuestas de integración. Permite imaginarse a un Otro y a un si mismo multidimensional, emergiendo en relaciones más que preexistiendo a priori, asumiendo la reflexividad como una posición indispensable en una psicología de lo complejo. 84 74 . Así, este investigador no sólo deberá ser capaz de paradojizarse a sí mismo, de confrontarse a sí mismo y a la Otredad de su autorreferencia sino que además podrá cuestionar, por ejemplo, la propia distinción entre teoría y acción. 85 75 . El hacer distinciones sobre la cuestionable dicotomía investigación/acción (propia de la modernidad), quizás, permitiría imaginarnos un investigador definido una y otra vez por sus propias y múltiples reflexividades e intervenciones, y por lo tanto profundamente vinculado a su momento histórico y a la modernidad en sí misma. Sin embargo este último caso, así como muchos otros, requerirán de una ciencia social capaz de transitar libremente de un lado a otro de la distinción (Robles, 2000) y un investigador-reflexivo capaz de confrontarse una y otra vez con sus propios puntos ciegos y sus propias otredades. Un investigador-ironista (quizás introspectivo) que relativice como posición metodológica sus propios juegos de distinciones (Rorty, en Beriain e Iturriate, 1998), tensándose hacia la paradoja. Quizás una paradoja similar a la que tuvo que enfrentar Sigmund Freud, y que sorteó exitosamente, lanzándose hacia la posteridad. Una paradojización como esta, surcada por peligros, pero llena de oportunidades. 84 Para los principios de una psicología de lo complejo revisar a Soto (2000). Quizás la línea de desarrollo de este ensayo contribuya a bosquejar conexiones epistemológicas entre psicología y sociología. 85 Así una reflexión posible es: ¿cuando hago la distinción entre investigación y acción, estoy haciendo investigación o acción?

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