La nueva teoría social en Hispanoamérica: introducción a la teoría de sistemas constructivista

Perspectivas autorreferenciales en ciencias sociales 351 funcionalismo antropológico, la crítica ideológica, el psicoanálisis o la sociología del conocimiento (sin embargo, se debe señalar que la han abordado explícitamente más como falsa conciencia que como un segundo nivel de observación). Así, la observación no sólo es posible gracias a la existencia del Otro, de un entorno, sino que además, contiene dentro de sí misma la ajenidad: el observador se es ajeno a sí mismo. Como dice Quiroz (1997), “de esta manera el juego identidad/alteridad se puede ver como una construcción autorreferencial que se realiza desde la posición del observador-antropólogo cuando observa. La interiorización del reconocimiento de la alteridad significa reconocer al otro en uno mismo”. Este fenómeno permite entender desde otra perspectiva la salida Freudiana a la ceguera epistémica de sus contemporáneos: creer en la existencia de un nivel invisible, más que distinguir a la ceguera como una condición básica del proceso del conocer. No obstante, no es nuevo este horror de la ceguera y lo desconocido, leído como alteridad y ambivalencia. 7. La ambivalencia La ambivalencia existencial y epistémica se viene desarrollando hace bastante tiempo, desde distintos frentes. Ya desde el existencialismo, Sartre invitaba al terreno de la ambivalencia como falta de fundamento existencial y como imposibilidad de aprehender a otro-sujeto. Invitaba a comprender la complejidad de la existencia humana en el mundo. Desde la falta de un fundamento raíz que justifique nuestra existencia nos confrontamos con el problema de la libertad, y cómo dotarnos de un sentido. Sin embargo, el uso de esta libertad remite profundamente a la angustia: la libertad no es elegida, se nos impone. Aquí, el otro elemento que constituye la facticidad de nuestra existencia es el ser-para-otro. Soy en un mundo en que hay otros: soy en la mirada del Otro. Otro que creemos aprehender como sujeto, pero que es objeto ante nuestra mirada. Este análisis existencial recuerda a lo que ha sido objeto de este ensayo: no podemos aprehender en la ciencia social los objetos externos, y habitualmente nos confrontamos con la falta de fundamento de nuestras distinciones. Desde la sociología Smelser, en 1998, presenta algunas contribuciones teóricas al concepto de elección racional, a partir del concepto de ambivalencia afectiva. Revisa en especial, los aportes que la psicología, en particular el psicoanálisis, ha generado para su descripción. Resume entonces, después de revisar los aportes de Freud, Bleuer, Erickson: “La psicología de la ambivalencia tiene un ingrediente final. Ya que la ambivalencia en un aspecto poderoso, persistente, irresoluble, volátil,

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