La nueva teoría social en Hispanoamérica: introducción a la teoría de sistemas constructivista
348 Luis González podría utilizar para designar el otro lado de la forma que no será utilizado”. Hoy en día, sin embargo, el desarrollo en medicina, biología, psicología, permite en este momento concebir algunos de los mecanismos binarios a través los cuales el sentido operaría en los sistemas biológicos. En otro artículo, he profundizado en algunos mecanismos que podrían ilustrar estas recíprocas interpenetraciones, y la lógica binaria de los sistemas biológicos (González, 2002). Se debe, además, señalar que existen otros antecedentes recientes de intentos por comprender esta complejidad emergente (Ludewig, 1996: 149; Morin, 1992: 126). De cualquier forma, en la linea de lo planteado por Navarro (1997), el reconocimiento de este sujeto complejo requiere formas de reflexión y artefactos conceptuales poco usuales para la comprensión de las interrelaciones entre los distintos sistemas. El ser humano que va emergiendo aquí no es un observador pasivo. En su acción va moldeando su conocimiento y sus percepciones, sus cogniciones. Está plenamente insertado en su experiencia de una forma profunda, a través de la acción, o más bien, de la enacción (Varela et al., 1992). 4. Problemas biológicos Sin embargo, el reconocimiento de que lo biológico pudiera formar parte de la experiencia del conocer sociológico obliga a tematizar a la corporalidad como una dimensión fundamental del análisis, que lleva nuevamente a reflexionar acerca del ser humano complejo versus el sujeto propio de la sociología clásica. Esta necesidad se vivencia con incomodidad en el ámbito de las ciencias sociales en tanto se considera a la corporalidad como objeto de estudio de las ciencias naturales o, en el mejor de los casos, de la psicología. Aun cuando ha habido intentos de reconocer al cuerpo como constituyente de la experiencia antropológica (Sanz 2002), pareciera que el temor tiene que ver con diversos fenómenos: el diferenciar a los métodos y el objeto de las ciencias sociales de aquellos propios de las ciencias naturales, el cuidarse de generar explicaciones exclusivamente biológicas para los fenómenos sociales –como lo hace la sociobiología–, el diferenciar el estudio de las sociedades como fenómeno contextual y determinante de la experiencia individual y distinto de aquellas aproximaciones “psicologicistas y reduccionistas”, etc. En cualquiera de estas razones, lo que aparece como relevante es la resistencia disciplinaria, encarnada en humanos, a integrar los aportes de otras disciplinas, cuyos marcos de distinciones son vistos como menos importantes, inapropiados, amenazantes, estrechos, etc. La vivencia de la necesidad de incluir la totalidad de la experiencia humana en la comprensión de lo social obliga al cientista social a confrontarse con su propia ambivalencia. Diciéndolo de otra forma, la reflexión en torno a los equipos de
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