La nueva teoría social en Hispanoamérica: introducción a la teoría de sistemas constructivista

344 Luis González En la medida que los conceptos mencionados se han enriquecido principalmente con los aportes del constructivismo y la cibernética, las dimensiones de su tematización a menudo están iluminadas y obscurecidas por las propias afirmaciones de estas corrientes. Como sabemos, Niklas Luhmann ha sido el autor que más se ha preocupado de los alcances de una teoría social que considere la clausura operacional, la autoorganización, la auto-referencia, la autopoiesis como conceptos fundamentales en la estructuración del mundo social. Esta postura ha dado lugar a un amplio debate en las ciencias sociales. El objetivo del presente ensayo es acoplarse a dicho debate, a partir de distinciones como ambivalencia, transdisciplina y paradoja. 1. Las resonancias de un cambio de paradigma El reconocimiento de que la investigación objetiva ya no es posible sino más bien que es imposible “sostener una calidad y status de observador incuestionable” (Arnold, 1992: 99), ha puesto a la investigación en ciencias sociales en más de una disyuntiva. Ya no es posible hacer calzar verdades externas con esquemas del investigador ni tampoco pretender que el observador puede prescindir de tales esquemas (Arnold 1992: 103; Mallorquín, 1999). Las preguntas potenciales que surgen entonces, entre muchas otras, podrán ser: ¿desde dónde el observador dice lo que dice? o ¿cómo puede decir lo que dice? Estas preguntas no sólo remiten al marco de distinciones desde donde el sujeto distingue, es decir, sus relevancias, sino también al concepto de sujeto como claro y distinto. Las salidas o efectos metodológicos de este cambio de paradigma oscilan entre un relativismo absoluto y un empirismo absoluto. Siguiendo a Arnold (1992: 106), podemos decir que se trata de “reconocer esos niveles emergentes de complejidad reducida que llamamos culturas, sobre qué posición poder hacerlos, cómo estimar su extensión y perdurabilidad, bajo qué condiciones deben ser presentados los registros de investigación y bajo qué procedimientos pueden ser elaborados”. En la misma línea, este autor señala: “a través del reconocimiento de su perspectivismo, los investigadores se orientan- y orientan a su público- con respecto a la posición a través de la cual experimentan y generan sus explicaciones. Ello abre paso, consistentemente, a las exploraciones y los multimétodos, como propone Paul Feyerabend (1974)” (Arnold, 1992: 108). Nuevas preguntas que se podrían hacer en este contexto serían, por ejemplo, ¿qué sucede cuando el investigador reconoce su perspectivismo?, ¿qué implicancias tendrá el reconocer que no puede aprehender a un otro externo?, y más aún, ¿qué implicancias tendrá el reconocer que no es capaz de ver sus propios marcos de distinciones?

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