La nueva teoría social en Hispanoamérica: introducción a la teoría de sistemas constructivista
Sentido de vida, juventud y modernidad 335 Finalmente, es interesante constatar que los jóvenes de NSE bajo no hacen referencia al colectivo, lo que coincide con su propia autoimagen, ya que no se observan a sí mismos como “aportadores”, categoría que sí surge en la autopercepción de los jóvenes de clase alta y media. “Amí me gustaría llegar a otros temas, por ejemplo a mí me gustaría cambiar la educación de este país, yo considero que la educación no está bien. Considero que los colegios están enseñando muy mal, y se están preocupando más de que los alumnos aprendan y no les están enseñando valores a las personas” (hombre, 15-18 años, NSE alto). 6. Análisis de resultados y conclusiones En esta última sección, presentamos una síntesis de los resultados de la investigación, vinculados con las variables de selección de la muestra y las construcciones significativas de sentido de la vida, en relación con un contexto de modernidad. En cuanto a las variables de muestreo, incluso en una muestra de 36 jóvenes se puede observar la diferente relevancia que cada una de ellas tiene en la configuración del sentido. Así, el nivel socioeconómico aparece como la variable que más claramente diferencia a los jóvenes en la configuración del sentido de vida. Interesante es que la “felicidad” prácticamente no es mencionada en el segmento de NSE bajo, a diferencia de lo que ocurre en los niveles alto y medio. Tampoco aparece en ese segmento una autoimagen de “aportador” a la sociedad ni referencia al colectivo como orientación de sentido. En general, los niveles alto y medio tienden a mostrarse sin mayores diferencias entre sí, quedando el nivel bajo más claramente diferenciado en sus respuestas. Una interrogante que surge es si la falta de referencia en el NSE bajo al colectivo y a verse como aportador está relacionada con la situación de exclusión social en la que muchos de estos jóvenes se encuentran. Al respecto, podríamos considerar que, quizás, sería necesario sentirse incluido en una sociedad para, desde ahí, evaluarla, pensar en cambiarla y, más aún, proyectar la felicidad como una meta de vida. En cuanto a la variable género, la mayoría de los significados que comparten los jóvenes son expresados de igual manera por hombres y mujeres. Posiblemente los cambios introducidos por el proceso demodernización de nuestra sociedad han tendido a equiparar las expectativas de los jóvenes respecto de sus metas personales y del futuro en general. Llama la atención, no obstante, la referencia a la “polola” en el caso de los hombres como alguien cercano, importante y de alguna manera determinante en su vida, a diferencia de las mujeres que no hacen referencia a la pareja en el presente. Si bien ello podría no ser representativo, de todas formas surgen preguntas
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