La nueva teoría social en Hispanoamérica: introducción a la teoría de sistemas constructivista

316 Daniela Thumala y Fresia Salmas le atribuya, más aún, desde esta epistemología, se considera imposible acceder a la realidad independientemente de cómo es significada. Plantea que los sistemas humanos se orientan a atribuir significados a la experiencia, especialmente sentido narrativo: “La manera típica de enmarcar la experiencia (y nuestros recuerdos de ella) es la modalidad narrativa […] lo que no se estructura de forma narrativa se pierde en la memoria” (1998: 66). El proceso de atribución de significado sería “posicionar la experiencia en los discursos culturalmente disponibles: la ‘experiencia’ no es, pues, sino una candidata al significado en un conjunto de afirmaciones (sostenidas relacionalmente) que la constituyen como objeto del lenguaje” (Botella y Pacheco, 1999: 2), lenguaje que no refleja una realidad pre-existente sino que la configura. De esta forma el discurso se constituye como un conjunto de proposiciones relacionadas entre sí que ofrecen a una comunidad de interlocutores un sentido descriptivo o explicativo en un dominio determinado de conocimiento. El significado es entendido como un fenómeno relacional, lo que implica que es inteligible para una determinada comunidad (Botella y Pacheco, 1999). Conocer, entonces, desde esta perspectiva la forma en que los jóvenes configuran un sentido de la vida, es una observación de segundo orden (Arnold, 1997b) del proceso de significación que hacen de su vida, en este caso, a partir del repertorio de significados disponibles en la cultura, específicamente chilena en proceso de modernización. 3.2. Constructivismo y cultura A nivel más general, esta investigación está orientada al ámbito de la relación entre el individuo y la sociedad o cultura. Como punto de partida, se plantea la constatación empírica de que los individuos son restringidos por patrones socioculturales recurrentes pero, a la vez, varían, hacen elecciones y controlan sus vidas en un permanente proceso de interacción entre cada individuo y las redes de significados disponibles en la sociedad. Como bien señala Díaz, “Las culturas sólo existen a través de los individuos y los individuos constantemente reinterpretan sus culturas. Hay una relación dialéctica individuo/cultura que cambia – y cambia en aquella dirección que permita el desarrollo de nuevas posibilidades de autorrealización” (1996: 14). Al hablar de cultura, se hace necesario hacer referencia a ésta también desde una perspectiva constructivista, con el propósito de ser consistentes con el marco epistemológico utilizado. No es posible situar a la modernidad como aquello que es relevado de la cultura occidental suponiendo que es una propiedad de un objeto independiente de quien lo observa y su contexto. Claramente la descripción dada de la modernidad es una visión configurada a partir de otras observaciones. ¿Cómo definir la cultura, en este caso chilena y moderna —o en proceso de modernización— desde una aproximación coherente con un paradigma constructivista?

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