La nueva teoría social en Hispanoamérica: introducción a la teoría de sistemas constructivista

Sentido de vida, juventud y modernidad 313 la comunidad” (2001:1). Así, los indicadores de desarrollo humano son la esperanza de vida, la tasa de alfabetización de adultos y de matrículas en los diferentes niveles de educación formal y el ingreso per cápita, a lo que se añade un índice de desarrollo relativo al género, sus desigualdades y potenciación. A partir de lo recién planteado, se puede constatar que fundamentalmente los conceptos de cultura, biografía, factores psicológicos y desarrollo humano, parecen estar relacionados en una estrecha cadena con la construcción del “sentido de vida” del ser humano. Para Guardini (en Yepes y Aranguren, 1998), el proyecto de vida se diseña en la juventud, etapa en la cual los fines que se proyectan para el futuro serían la orientación de la vida y le darían sentido. En la época actual, los proyectos de vida parecieran estar en crisis. Perdemos la conciencia de lo sagrado, de lo trascendente, las grandes verdades quedan obsoletas, los grandes valores se hacen difusos. Atrás quedan la ilusión y la motivación; perdemos el sentido de la vida. El éxito económico, el placer efímero y la gratificación inmediata reemplazan aquello que se ha dejado. Las preguntas sobre nuestra razón de existir y nuestro destino se olvidan, o no se pueden contestar. Desesperación, pesimismo, irracionalidad, pueden llegar a ser, en estas condiciones, el sentido de una vida sin sentido. En Chile, así como en gran parte del actual mundo globalizado, se habla de una pérdida de sentido de la vida, relacionándola, entre otras cosas, con la secularización de la sociedad contemporánea, en el entendido de que fue el pensamiento mítico-religioso el que dio el sentido del mundo y de la vida al hombre. Igualmente, suele destacarse que en las grandes ciudades, con sus características de anonimato, movilidad, heterogeneidad, la reflexión pausada y profunda sobre sí ha pasado a ser desplazada por la transitoriedad, la precariedad, la incertidumbre, la desorientación y el temor de vivir. Considerando el “sentido” como significado, en estos tiempos de inseguridad e incertidumbre, nos preguntamos ¿cuál es el/los sentido(s) que construimos? ¿Cuáles son nuestras expectativas, nuestras aspiraciones de vida? En fin, ¿tiene sentido hoy preguntarse por el “sentido de la vida”? Nuestra cultura moderna, ¿nos ofrece respuestas? ¿Cuáles? Si la juventud es etapa de proyectos vitales, nos interesa conocer las respuestas de los jóvenes chilenos a la pregunta sobre el sentido. ¿Cómo significan el “sentido de vida”? De ellos se ha dicho, por ejemplo, que han dejado de participar en los proyectos de sociedad, que “no están ni ahí” 67 58 en lo que toca a los modos tradicionales de participación social. Se destaca en los medios de comunicación su agresividad, la delincuencia juvenil en la ciudad. Esta perspectiva, ¿se puede asociar con las orientaciones vitales de los jóvenes, con el sentido o significado que ellos otorgan —o no— a la vida, a sus vidas? 67 Modismo chileno: no se interesan en el tema.

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=