La nueva teoría social en Hispanoamérica: introducción a la teoría de sistemas constructivista
La autorregulación de una economía territorial 293 estructurales de un sistema, no es exclusivamente fruto del acoplamiento estructural sino también de la dinámica interna del propio sistema. 5. La génesis de un sistema económico territorial El surgimiento de un sistema económico territorial es un proceso espontáneo, es decir, que una vez que se dan las condiciones suficientes ocurre de manera inevitable (Maturana y Varela, 1991: 43). Dicha espontaneidad supone que no es necesario que un sistema económico territorial posea ninguna finalidad , o plan que subyace en todo sistema y que éste desvela con su funcionamiento en el tiempo. Consideramos que un sistema económico territorial no surge para algo, sino que simplemente surge, espontáneamente, y que no hay un determinismo teleológico ; por ello, la atribución de finalidad a dicho proceso pertenece “sólo al ámbito reflexivo del observador como comentarios que él o ella hace al comparar y explicar sus distinciones y experiencias en distintos momentos de su observar” (Maturana, 1994: 29). Desde esta perspectiva, la globalización como proceso de conformación del sistema económico mundial sería igualmente espontánea. Sin embargo, el aparente determinismo de la espontaneidad es sólo un determinismo a posteriori ; sólo conociendo la secuencia completa de acontecimientos que desembocaron en la emergencia del fenómeno, en nuestro caso el surgimiento de un sistema económico territorial, podemos concluir que dicho fenómeno fue espontáneo. A priori , la determinación de un fenómeno sólo podría afirmarse si se diesen exactamente las mismas condiciones que las que permitieron la emergencia anterior de dicho fenómeno, lo cual es completamente imposible debido a la irreversibilidad del tiempo. De aquí se deriva que el único concepto válido de tiempo es el de tiempo histórico (o irreversible ), que es aquel intervalo de tiempo en el cual “el contenido de un instante depende del contenido de cada uno de los instantes que lo precedieron” (Granger 1955: 157). Al igual que la finalidad, el azar tampoco existe en los dominios fenomenológicos. En la medida en que todo fenómeno tiene sus causas, sin las cuales el mismo no tendría lugar, el azar pertenece sólo al dominio reflexivo del observador. El observador considera aleatorio todo aquel fenómeno cuya secuencia de acontecimientos previos no es capaz de conocer, por lo que el azar se va convirtiendo en determinismo a medida que aumenta el conocimiento del observador sobre dicha secuencia. Pero en el caso del surgimiento de un sistema económico territorial intervienenlos seres humanos y con ello la voluntad de los mismos; y en dicha voluntad 57 48 tenemos una “ causa no causada ” (Hodgson, 1993: 309), una causa 57 Desde una perspectiva fenomenológica, la voluntad individual es el resultado de una serie de complejos procesos neuronales, desconocidos por el observador, pero biológicamente determinados; no obstante, en el dominio de los fenómenos económicos, ante el observador, la voluntad individual aparece como una conducta indeterminada del ser humano. La voluntad colectiva, sin embargo, sería el resultado de un proceso de comunicación entre seres humanos con voluntades independientes y biológicamente determinadas.
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