La nueva teoría social en Hispanoamérica: introducción a la teoría de sistemas constructivista
258 Fernando Robles dentro de sus propios límites. Cada una de ellas presupone lo mismo respecto de la otra, es decir, su impenetrabilidad, pero permanecen siendo intransparentes entre sí. Sin embargo, la opacidad de las cajas negras, por medio de simples suposiciones, de inferencias que a juicio de Harvey Sacks hacen que los interactuantes sean en realidad “Máquinas de hacer inferencias”, va generando certezas especulativas de la realidad, palos de ciego, tanteos, porque la suposición lleva a la suposición de la suposición en el alter ego. Los observadores permanecen separados, no se funden, no se comprenden mejor que antes. Pero se abre la posibilidad de generar un orden emergente. A este orden emergente se le denomina sistema social (Luhmann, 1998a: 119) en la expresión del CSO y ordenamiento social construido en la expresión de la EM (Schenkein, 1978). ¿Cuál es el fundamento de este orden emergente u ordenamiento social construido? Un sistema social no se sustenta sobre la base de que aquellos sistemas que realizan prácticamente la doble contingencia puedan reconocerse y pronosticarse entre sí, sino todo lo contrario: no hay forma de pronosticar lo que sucederá con una interacción que se está-realizando. No existe ninguna certeza básica de su estado y por lo tanto tampoco es posible “ontologizar” a los sistemas con conceptos que abarquen todos sus estados, si ellos son precisamente indefinidos. Sólo se controlan las incertidumbres que resultan de ello, respecto de las observaciones de la propia conducta de los participantes, conducta que es siempre conversación interactiva. Las posibilidades de seguridad son limitadas, sólo se genera un frame que puede cobijar la producción autopoiética —o no— y como sabemos desde Goffman (1971) cualquier frame necesita de un key , para poder acceder a él. Se puede suponer que la absorción de la incertidumbre se da por la vía de la estabilización de las expectativas, no por la propia conducta: la conducta no escoge sin expectativas, pero a su vez, no hay expectativas que no se comuniquen, y la comunicación de las expectativas se realiza indexicalmente en conversaciones. Incluso más: en ocasiones, no se puede mostrar con el material empírico qué claridad poseen las expectativas, muchas veces se trata de incompletitudes, de trazados inconclusos, de frases que se interrumpen y quedan flotando y que a pesar de todo, son significativos para los interactuantes. En estricto rigor, dos sistemas opacos son impenetrables y se exploran por autocontacto, pero la condición de posibilidad del autocontacto supone que los sistemas articulen lenguaje, se entreguen señales, indiquen algo —y todo esto produce temporalidades, contextos que marcan el lado presencia de la distinción. Marcar el lado presencia es equivalente al uso práctico e indexical (contextual) del lenguaje— nada menos, y nada más. Tenemos que insistir en que la puesta en uso del lenguaje no se circunscribe únicamente a lo que se habla, sino a cómo se mira, qué gesticulaciones se realizan, si hay o no pausas de silencio interactivamente construidas, etc. Por ello es que la forma persona designaría el hecho de que no se puede observar cómo se genera que las expectativas ganen posibilidades en un sistema
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