La nueva teoría social en Hispanoamérica: introducción a la teoría de sistemas constructivista

Sistemas de interacción, doble contingencia y autopoiesis indexical 251 configuración de los orígenes del orden social, él fue quien acuñó el concepto de doble contingencia para indicar lo siguiente: - que las gratificaciones de ego son contingentes en su selección, por lo cual - la reacción de alter será contingente en la selección de ego y resultará de una selección complementaria por parte de alter (Parsons, 1970: 153). De esta manera, lo que ego pone a disposición de alter en expectativas es contingente para alter y viceversa. El punto de partida de la argumentación de Parsons señala que ninguna acción es posible si alter hace depender sus actos de la orientación de ego y si ego simplemente conecta sus actos a los de alter, esto sería demasiado poco para hablar de acción social, y suficiente para confundir a los sistemas sociales con máquinas triviales. No se trata, entonces, sólo de coordinar los intereses y las intenciones de los diferentes actores, sino que una condición para la acción es que los sistemas de expectativas se conecten por consenso (Parsons, 1980: 229). Para ello, Parsons supone que debe existir un sustento normativo que se alza sobre un consenso cognitivo implícito; esta es la condición indispensable para que exista acción. Con ello, se trasciende la teoría de la simple conformidad o la de la coordinación que opera por la vía de la internalización. Los elementos de los sistemas de acción, las acciones, necesitan de una vinculación (interna y externa) que las haga plausibles y continuables. Y para ello, este consenso implícito dentro de la orientación normativa se plasma en la existencia de un sistema de símbolos compartidos, de inspiración normativa que opera como un código de las acciones constitutivas de los sistemas de acción. Con ello, la teoría de la acción social se vincula a las llamadas teorías de la cultura: en toda situación generadora de acción están presentes sedimentos de la cultura común de los actores, que remiten a la herencia cultural, al pasado, por lo que el tema de la actualización del sistema de símbolos comunes atañe a la socialización de los individuos, los que internalizan dichos sedimentos culturales. La actualización de las expectativas orientadas al sistema simbólico común es temporalizada de tal manera que entre ego y alter se desenvuelve una especie de acercamiento cuidadoso, que contribuye a disminuir la contingencia positiva o negativamente. Este es el fundamento más acabado y preciso que ha producido el paradigma normativo en la sociología (Wilson, 1973), en el que a pesar del carácter complejo de la coordinación de las expectativas de los actores, se espera que la definición de la situación temporalizada obedezca a parámetros comunes e institucionalizados. Si no es así, entonces se habla de desviaciones al sistema institucionalizado de disposiciones de necesidad (Parsons, 1961). Todo esto, así Luhmann, es plausible de subsumir bajo el principio del comando por ruido (Von Foerster, 1988), según el cual dos (o más) sistemas observadores son

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