La nueva teoría social en Hispanoamérica: introducción a la teoría de sistemas constructivista
250 Fernando Robles parece si ahora hablamos de su situación?”). Además, en la mayor parte de las conversaciones acopladas a programas específicos, uno de los interactuantes opera como “partidor” (como con los tubos fluorescentes); es el que echa a andar la conversación y la da por iniciada (������ ����� ���� Wolff, 1986: 79). Un elemento importante en la tematización de los sistemas autopoiéticos de interacción es la consideración del nivel operativo. Al nivel de los elementos, esto significa que la autorreferencia hace que ellos se entrelacen. Pero esto no significa que el hombre sea un sistema, a pesar de ser algo que aparece como una unidad. El ser humano no es ni siquiera capaz de observar por sí mismo lo que sucede dentro de él. Su sistema psíquico no tiene acceso a la vida, requiere siempre de las irritaciones para llamar la atención y de observaciones de segundo orden para acceder a la autopoiesis de su propio sistema orgánico. Por ello es que los sistemas de interacción se componen sólo de comunicación “lenguajeada”. Lo que suceda en las conciencias de los interactuantes es irrelevante mientras no se comunique. 5. Todo podría ser de otro modo Muchas de las observaciones formuladas al CSO se refieren a su carácter circular. La circularidad de la argumentación sistémica parece referirse a una tendencia a la tautologización, que comprometería la existencia misma de los sistemas. Una posible solución al riesgo de tautologización es la observación de los sistemas por otros sistemas, en particular la observación de los sistemas sociales en general y de los sistemas de interacción en particular mediante el sistema de observación de la sociología, sería la formulación del llamado teorema de la doble contingencia. La aseveración del CSO respecto de que hay sistemas, de que los sistemas procesan sentido y que los sistemas están dotados de complejidad, formula la pregunta respecto del origen de los sistemas. ¿De dónde vienen y cómo se configuran? La construcción sistémica puede ser una solución para el problema de la complejidad, pero por este camino de las soluciones circulares, la teoría de sistemas se convierte progresivamente en tautológica. La construcción sistémica es el principio. Pero, ¿cómo es que puede ser plausible este principio? Para que se pueda hablar de sistema se necesitan por lo menos dos complejos de perspectivas divergentes hablantes que de algún modo converjan para que algo pueda ser fungido como unidad en la diferencia. Esto ha sido tratado bajo el teorema de la doble contingencia, al que nos vamos a referir ahora. El tema de la doble contingencia se refiere al núcleo del orden social y es uno de los fundamentales en la teoría de la sociedad que desarrolla Luhmann desde el CSO (Luhmann, 1998a: 113), en aproximación y crítica a Parsons. Desde la teoría de la acción social, Parsons trató de encontrar un fundamento no-normativo para la
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