La nueva teoría social en Hispanoamérica: introducción a la teoría de sistemas constructivista
238 Fernando Robles sistemas de interacción, según nuestro entender, asume la forma de reflexividad, tal como lo ha definido la EM (Mehan y Wood, 1975). La complejidad es además, en un segundo sentido, una medida de indeterminación o corresponde a la carencia de información. La complejidad es la información que necesita el sistema para poder describir con exactitud al entorno o a la complejidad del entorno, y a sí mismo, y entonces referirse a la complejidad del sistema. Ahora bien, en los sistemas de sentido, esta complejidad que es fundamentalmente relevante para obtener una descripción del entorno, puede ser usada para reintroducir también la complejidad del sistema en el sistema mismo, en calidad de una magnitud desconocida: como el miedo, el riesgo y la inseguridad. Este es el caso de los sistemas que son capaces de autodescribirse autoamenazándose. Por ejemplo, pensemos en una relación íntima de una pareja que al reintroducir en la comunicación sus propias autodescripciones (que son por lo menos dos, y no necesariamente coincidentes) genera un altísimo grado de inseguridad en el sistema de interacción, o bien en una sociedad que reintroduce permanentemente la unidad de la diferencia entre sí misma y las amenazas del entorno ecológico, en cuyo caso Ulrich Beck (1996) habla de sociedades de riesgo. Estos dos conceptos de complejidad muestran que los sistemas no pueden comprender su complejidad, pero pueden tematizarla. Los sistemas producen por lo general imágenes borrosas de sí mismos y al promover dichas imágenes de su propia complejidad, hacen uso del sentido. De ello se derivan dos consecuencias fundamentales: a) los dos lados de la forma del sentido son realidad y posibilidad –o actualidad y potencialidad, usando la terminología de Husserl (1991). Esto es así porque siempre existenmás posibilidades de las que pueden actualizarse, por lo que cada actualización de sentido le allana el camino a otras posibilidades. De este modo, la selectividad (en medio de la contingencia) se convierte en un imperativo inevitable. Esta es la forma de la autopoiesis, que en el caso de las autodescripciones de los sistemas funcionales asume siempre caracteres indexicales y en el caso de los sistemas de interacción constituyen el fundamento mismo de su autopoiesis. A nuestro entender, para los sistemas de interacción no existe ninguna posibilidad de observar la unidad de la diferencia entre realidad y posibilidad —el contexto significativo (sinnhaft) en uso— sino sustentándose en la autopoiesis indexical y operando con ella. No obstante, los sistemas de interacción usan prácticamente el sentido (aun cuando algo siempre puede ser observado como “sin-sentido”), pero no tienen necesidad de “querer poder” observarlo. Estrictamente hablando, tampoco la observación de segundo puede observarlo. Esto convierte al sentido, como herramienta de reducción de complejidad, en una categoría innegable, pero al mismo tiempo inobservable. b) en un sistema existe hipercomplejidad cuando la complejidad de su propia observación también forma parte de la complejidad sistémica. Esta es la
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=