La nueva teoría social en Hispanoamérica: introducción a la teoría de sistemas constructivista
Sistemas de interacción, doble contingencia y autopoiesis indexical 233 no puede importar ni exportar, teniendo, por lo tanto, que construirlas - este precepto no necesita ser relativizado en el caso de los sistemas de interacción, cuyos recursos comunicacionales son una realización-producción (en curso) de interactuantes- observadores. No obstante, la reflexividad de las expresiones prácticas en- producción no es tematizada obligadamente en el radio de atención de los miembros comunicantes (Garfinkel y Sacks, 1976), pues ningún sistema puede observar al entorno y simultáneamente observar las distinciones que usa para observarlo. Esto significa que los sistemas sin excepción operan en realidad “ciegamente”, porque no pueden ver que no pueden ver (Von Foerster, 1981). En el caso particular de los sistemas de interacción, los interactuantes que conversan no están interesados en la reflexividad de sus “explicaciones prácticas” (accounts): “una explicación práctica es únicamente la promesa de una explicación, pero una promesa que el destinatario, para no parecer mal intencionado ni incompetente, tiene que avalar con credibilidad manifiesta y que el remitente (ego y alter respectivamente) obligadamente debe considerar como provisoriamente aceptada” (Robles, 2001). La teoría de sistemas autopoiéticos puede ser referida a muchos órdenes de sistemas y sería absurdo reducir sus potencialidades a la constitución de los sistemas biológicos vivos, como argumentan Maturana y Varela (1995: 50). En tal sentido, la teoría de los sistemas sociales pretende abarcar todo el campo de la sociología y por lo tanto alcanzar un nivel suficiente de generalidad y abstracción, comprendiendo a una serie de sistemas distintos, entre los que se cuentan los sistemas de interacción. Esto no tiene nada que ver con una pretensión de justedad o de absolutez, así como tampoco con alguna intención de auto-hipóstasis. Los sistemas de interacción no son equivalentes ni en su estructura ni en la forma de su autopoiesis a los sistemas funcionales parciales de la sociedad. Partiendo de esta diferencia entre los sistemas funcionales parciales de la sociedad y los sistemas de interacción, constatamos, por un lado, diversas prestaciones acopladas entre los sistemas funcionales, los sistemas no están aislados sino estructuralmente acoplados: el sistema de la ciencia, por ejemplo, puede analizar aspectos de otros sistemas que para ellos mismos no son ni pueden ser accesibles, puede tematizar, por ejemplo, estructuras latentes, mediante la llamada observación de segundo orden y ejecutar descripciones de entornos complejos (Luhmann, 1996b: 59). El sistema político se nutre de recursos movilizados (directa o indirectamente) desde el sistema económico (Luhmann, 2000), etc. Análogamente, tampoco los sistemas de interacción están aislados, sino que se acoplan tanto a otros sistemas de interacción como también diferenciada y heterogéneamente a los sistemas funcionales de la sociedad (sistemas funcionales a los que se acoplan con facilidad y fuerza los sistemas de interacción son: la familia, la intimidad, el sistema educativo y el sistema de la salud. ����� ������ ������ ��� �������� �� ������� ��� ������� ������ �� Véase Simon, 1997). Por ejemplo, el sistema del trabajo social no podría operar sin la programación de interacciones trabajador social/beneficiario y/o
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