La nueva teoría social en Hispanoamérica: introducción a la teoría de sistemas constructivista

22 Marcelo Arnold y Francisco Osorio estructura lógica de la explicación científica, qué es el mundo, qué papel juega lo empírico en el proceso de conocimiento y qué papel cumple la observación humana en todo ello. Para ejemplificar el argumento, citaremos un párrafo algo extenso de Bertalanffy (1950: 142): La posición central del concepto de totalidad en biología, psicología, sociología y otras ciencias es generalmente reconocida. Lo que es significado por este concepto es indicado por expresiones tales como “sistema ” , “gestalt ”, “organismo ” , “interacción ” , “el todo es mayor que la suma de sus partes ” y así por el estilo. Sin embargo, esos conceptos han sido a menudo mal interpretados, son vagos y de alguna manera tienen un carácter místico. El científico exacto, por lo tanto, está inclinado a mirar a esas definiciones con justificada desconfianza. Así, parece necesario formular esas concepciones en un lenguaje exacto. La Teoría General de Sistemas es una nueva doctrina científica de la totalidad –una noción que ha sido considerada hasta el momento vaga, confusa y metafísica. Como buenos empiristas, los positivistas lógicos no eran realistas. Por ejemplo, Bertalanffy define el mundo como “la totalidad de los eventos observables” (1950: 137). Como vemos, el acento está en la observación, no en cómo el mundo es tal como es. Los empiristas lógicos estaban cansados de la metafísica de su época, es decir, aquella definición de lo que el mundo es en sí, con independencia de la observación humana del mismo. Por observación ellos entienden el uso de los órganos de los sentidos del cuerpo humano (mirar, escuchar, tocar, etc.). Así se puede entender, entonces, el objetivo de la TGS en su artículo de 1950: frente a la tradición científica antropocéntrica de su tiempo (vitalismo), Bertalanffy propone un marco de investigación científico estricto, cuya estructura lógica define claramente sus elementos conceptuales y caracteriza las relaciones entre ellos, con independencia de un sistema metafísico anexo que lo fundamente. Si nuestra interpretación es correcta, creemos que se puede comprender por qué a los sistémicos constructivistas se les critica tanto que no consideren al hombre (lenguaje antiguo) o al sujeto (lenguaje moderno). Por decirlo de manera coloquial, está inscrito en el mismísimo ADN sistémico el des-antropocentrismo de la actividad científica. Nos explicamos. Toda la filosofía antes de Heidegger antropomorfizaba al ser, es decir, daba atributos propios del ente humano al ser, siendo el punto que el ser no es el ente. Por ejemplo, al decir que el ser es omnicomprensivo, se le atribuye al ser una característica del ente humano: la comprensión. Lo mismo es decir que el ser es infinito y todo tipo de omni-algo. La respuesta de Heidegger es la siguiente: el ser no es un ente, es poder ser. Sería un gran error pensar que no hay un sujeto

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