La nueva teoría social en Hispanoamérica: introducción a la teoría de sistemas constructivista

210 Aldo Mascareño modo en que Durkheim lo hizo de forma pionera en El Suicidio . Con ello, ‘la sociedad’ se hacía visible al observar las tasas de nacimiento, mortalidad, matrimonio, divorcio, delincuencia, educación, ingreso, etc. Especialmente las encuestas sobre preferencias políticas, tendenciaselectorales y lasherramientaspsicosocialesescalaresdemedición de actitud colaboraron en este perfilamiento de ‘la sociedad’ bajo el presupuesto del primer obstáculo. Frente a ello reaccionó la metodología basada en el segundo. Si la sociedad está integrada por medio del consenso de opiniones de los hombres concretos y la complementariedad de sus objetivos, entonces era necesario buscar métodos que privilegiaran la dimensión consensual de la existencia social. El giro lingüístico de las ciencias sociales observado desde el concepto de intersubjetividad, vino a llenar ese vacío a través de las varias dimensiones de la metodología cualitativa. Lo que se buscaba ahora era observar cómo el sentido subjetivo de la acción (Weber) se transformaba en un Nosotros (Schutz) que apuntaba precisamente a la complementariedad de los objetivos de hombres concretos a través de la noción de proyecto (Giddens, 1987). La etnometodología de Garfinkel en su versión original también colaboró en esta tradición, a lo que más tarde podría agregarse el propio grupo de discusión de Ibáñez y los derivados de quienes no querían tantas reglas para la formación del grupo (Krueger, 1991). A partir del tercer obstáculo epistemológico, los métodos desarrollados abarcaron desde los cross-cultural studies representados en el World Ethnographic Atlas de G.P. Murdock, hasta las actuales comparaciones del PIB o del Coeficiente GINI en una dimensión económica nacional. A todos ellos subyace el supuesto metodológico de que las sociedades son unidades regionales territorialmente delimitadas y que, por tanto, cuando se hacen comparaciones de ese nivel, se observa qué está sucediendo en ‘distintas sociedades’. Esto, que puede servir para tomar decisiones de política, difícilmente puede ser aplicado a un mundo de sistemas laterales universales (Willke, 2001). Del cuarto obstáculo epistemológico probablemente no se hayan derivado métodos concretos, aunque sin duda él cruza, en mayor o menor medida, la génesis de todos los nombrados (y de otros no nombrados). 40 32 . De este obstáculo deriva también la imposibilidad de la teoría social de pensar la sociedad de otro modo más que como agrupación de hombres, como complementariedad entre sus objetivos o como unidades regionales, lo que pudo haber motivado la inquietud por innovar en los métodos propuestos, pero no hizo necesario comenzar desde un punto de partida distinto. Cuando la sociedad se define como orden emergente y cuando la teoría se piensa de manera autológica como observación de segundo orden, se requiere precisamente de un punto de partida distinto para tratar el método, y esto es lo que aún no se ha intentado para el caso de la teoría de sistemas. Sin obviar la utilidad en determinadas dimensiones de los denominados métodos cualitativos ����� ����� —como hemos 40 ‘En mayor o menor medida’, aceptando la tesis de Marcelo Arnold en cuanto a que las proposiciones intersubjetivistas podrían calificarse como un constructivismo blando (Arnold, 2003).

RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=