La nueva teoría social en Hispanoamérica: introducción a la teoría de sistemas constructivista
206 Aldo Mascareño de supuestas reglas extrasituacionales que sean independientes de sus contextos o de las propiedades propias de la situación que se encuentra en curso, que son asuntos que competen a los actores a los actores involucrados en ella. [...] La EM, por ello, privilegia la ejecución de procesos en marcha antes que la sedimentación de estructuras (Robles, 1999: 183). El punto es que si las estructuras y la semántica sistémica son contingentes, como lo propone la teoría de sistemas (Luhmann, 1998b), y como también lo reconoce Robles para lo que llama las prácticas comunes de los actores sociales (Robles, 1999: 183), no hay problema en suponer reglas extrasituacionales más allá de la interacción lingüísticamente mediada, pues esa propia interacción puede optar por seguir tales reglas (con lo que las actualiza), por modificarlas o simplemente por obviarlas, lo que en ambos casos opera como mecanismo de variación evolutiva pues el lenguaje codifica la comunicación en aceptaciones y rechazos (Luhmann, 1997: 205). Contingencia no es que las cosas sean siempre distintas, sino que tienen la posibilidad de serlo precisamente por efecto de esa codificación lingüística –aunque tampoco se puede pensar que dos o más situaciones lleguen a ser iguales porque continuamente se acepten o se rechacen, tanto por la doble contingencia como por una cuestión temporal: lo que pasa, pasa sólo una vez. Por eso la comunicación requiere de la resolución del problema de la doble contingencia por medio de la diferenciación de medios de comunicación simbólicamente generalizados y la formación de sistemas (Luhmann, 1997: 316). Sólo así se puede entender la comunicación como selectividad coordinada. De otro modo no se podría pensar en la existencia de sistemas funcionales, organizaciones o de interacciones altamente estructuradas como una clase, una misa o un partido de fútbol. Se puede decidir no seguir las reglas, pero si se hace así, hay que atenerse a las consecuencias estipuladas en otras reglas, que igualmente se puede decidir no seguir, pero si se hace así, hay que atenerse a las consecuencias estipuladas en otras reglas, que igualmente se puede decidir no seguir, pero si se hace así... Una situación de interacción lingüísticamente mediada puede derivar, por tanto, en la inobservancia de estructuras evolutivamente estabilizadas, pero eso le otorga a la interacción, al lenguaje y a la conciencia, su función de aporte de contingencia a la comunicación y de introducción de variaciones en su evolución, aunque no alcanza para explicar la emergencia de lo social cuando lo social opera también más allá de los presentes, como en una sociedad moderna. En una de sus últimas publicaciones Darío Rodríguez expresa esta idea del modo siguiente: La sociedad no es posible sin la interacción, ni ésta es posible sin aquélla. Sin embargo, esto no quiere decir que ambos sistemas sean lo mismo, o que la interacción sea la célula de la sociedad, o que todo fenómeno que tenga lugar en la sociedad pueda –sin más– ser entendido desde la interacción, como pretenden hacer los interaccionistas simbólicos y los etnometodólogos. De hecho,
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