La nueva teoría social en Hispanoamérica: introducción a la teoría de sistemas constructivista

Lineamientos para una Teoría Sistémica de la Cultura 111 como concepto general se diferencia en las culturas específicas. No podemos aún distinguir la cultura mundial, por más que se extienda la globalización y alcance a la mayoría de las sociedades, o más bien a los estados nacionales. Y aunque en el futuro pudiésemos identificar una sola matriz cultural mundial, el concepto de cultura observará, asimismo, unidades particulares con las que se autodescriben diferentes unidades sociales auto-organizadas. Si bien entonces, nuestro concepto de cultura coincide con la teoría de Luhmann al ser aplicable a la sociedad en general como la cultura en la sociedad, como observación empírica puede aplicarse, además, a formas más delimitadas o particulares, o, siguiendo la observación de Willke, a sociedades entendidas como formas acotadas de auto-organización social. De este modo, no hay un ajuste directo entre la teoría de la sociedad y la teoría de la cultura. Sólo como concepto general la cultura corresponde a una conceptualización integrada a la noción de sociedad de la teoría de Luhmann. Como cultura específica no coincide con la teoría luhmanniana puesto que se aplica a formas más acotadas o específicas de auto-organización social, ya sea que éstas se autodescriban o no como una sociedad. La aplicación del concepto de cultura hace posible observar la cultura de occidente, la de un país, de una región, una etnia, incluso la de grupos o sectores sociales, grupos etáreos, o de una organización particular. Cada una de estas aplicaciones del concepto de cultura no implica la exclusión de otras, sino que puede tratarse de unidades que comparten una matriz cultural común, pero que se diferencian en �������������� �� ����������� ���������� ������������� constelaciones de selecciones semánticas particulares, —las que guardan una relación de sentido con la matriz—, y que otorgan especificidad a la unidad auto-observada (u observada por un investigador) como una cultura. En esta perspectiva, y desde el punto de vista empírico, es posible observar una matriz cultural moderna, vigente particularmente en occidente pero en rápida extensión a toda la sociedad mundial, al interior de la cual se pueden observar unidades sociales auto-organizadas como países, a cuyo interior pueden distinguirse bajo diversos criterios unificadores, unidades culturales que corresponden a formas específicas y acotadas de la sociedad, las que, bajo una distinción más amplia, pueden observarse como formando parte de la cultura moderna. Es especialmente en la matriz cultural donde puede observarse la unidad de la sociedad moderna, sin olvidar que las constelaciones de selecciones semánticas estructurantes que conforman una matriz cultural son siempre contingentes, es decir podrían haber sido de otra manera, y esa misma contingencia es la que permite que surjan variaciones y la constelación de selecciones cambie en el tiempo. Por ello su descripción es siempre, además de semántica, histórica y localizada. No podemos desarrollar aquí la observación específica de la matriz cultural de la modernidad, puesto que ello requiere de una aproximación tanto empírica, que permita acceder a sus contenidos a partir de su coherencia con la comunicación en los

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