Epistemología de las ciencias sociales: breve manual
Epistemología de las Ciencias Sociales. Breve Manual reconstrucción de ese orden da la impresión de que la historia, en su devenir, no hace otra cosa que organizar la conciencia para que al final triunfe la ciencia, al modo del postulado Comteano de los tres estados. Pero la ilusión está construida desde el presente y es desde este punto que la reconstrucción del pasado parece congruente con la racionalidad científica. Feyerabend, en cambio, cree que la razón no es la única forma de inteligibilidad y tampoco la última: "La ciencia es una de las muchas formas de pensamiento que el hombre ha desarrollado y no necesariamente la mejor"(24). Sin embargo, los comentarios precedentes no inquietarían a un Popperiano que, sin duda, descalificaría los argumentos expuestos señalando que se trata de una crítica externa; un cuestionamiento serio debería referirse al ámbito de la justificación. Pues bien, atendiendo a esta exigencia, si se examinan los debates en torno a la lógica interna de la ciencia, se descubre que la idea tradicional de un progreso lineal del conocimiento científico sufrió su mayor derrota a raíz de la crítica al inductivismo que echó por tierra un criterio objetivo de avance. Popper, quien fue el gran responsable de lo anterior, propuso un criterio lógico-empírico que permite discriminar las teorías científicas de aquellas que pretenden pasar por científicas sin serlo, y haciendo uso discrecional de la categoría de "corroboración" se podría seguir hablando de una verdad objetiva que, si bien inalcanzable en principio, sirve de brújula y de norte a los hombres de ciencia. Sin embargo, los nuevos epistemólogos emprendieron una crítica radical del criterio de demarcación y, haciendo patente algunas debilidades contextuales y empíricas, extrajeron consecuencias que conducían de forma inexorable -a su juicio- a extrapolar el debate (ya agotado) centrado en el contexto de la justificación, para buscar respuestas en el llamado contexto del descubrimiento. En ese ambiente de cuestionamientos radicales, Feyerabend decide reexaminar el problema de los enunciados de observación que lo lleva, más tarde, a impugnar el principio de la invarianza del significado y a proponer en su reemplazo el principio de inconmensurabilidad. De aquí desprende Feyerabend la imposibilidad de alcanzar un criterio válido de evaluación de las teorías científicas; siendo -por lo tanto– igualmente imposible demostrar la superioridad de unas teorías sobre otras. Feyerabend -finalmente- traduce estos resultados en el principio 218
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