Epistemología de las ciencias sociales: breve manual

Marcelo Arnold - Fundamentos del Constructivismo Sociopoiético se distingue entre los conocimientos ordinarios y los científicos, nadie argumentaría señalando que surgen desde distintos tipos de conciencias o calidades de neuronas. Por el contrario, se alude a diferenciaciones validadas en la evolución del sistema social de la ciencia en la sociedad. Por eso, aunque el constructivismo radical se proyecte desde la bioquímica, la neurobiología o desde los procesos de la conciencia, su efecto sólo ocurre en la sociedad. Las operaciones biológicas implicadas en el conocer no tienen que ver con verdades o mentiras -ni para las alucinaciones tenemos otro cerebro, ni para las estafas otro tipo de palabras. Con respecto a su confiabilidad y validez, los conocimientos pueden ser verdaderos y falsos, pero su distinción viene detrás de otra observación: proviene de un código sobreinstalado que se utiliza bajo situaciones específicas por otros observadores, especialmente en el sistema parcial de la ciencia (Luhmann 1999:108). Desde el constructivismo sociopoiético, toda descripción de la realidad es comunicada en lo social. Esto significa que siempre tiene como referencia a la sociedad y sólo desde esa perspectiva todo lo demás --conciencias, cuerpos, personas y ambiente natural- es objetivado como entorno. Para mayor abundamiento, las mismas hipótesis bioconstructivistas sustentadas desde estudios del metabolismo celular son sociales ¡pues sólo así nos hemos enterado de ellas! En esta última dirección, se distingue la aproximación constructivista sociopoiética, para la cual sólo en la comunicación de la sociedad se explica la emergencia de una realidad que ¡siempre es social! Aunque no pueda realizar ninguna operación y su comunicación no sea posible sin conciencia, sin cerebro, sin neuronas o sin células, se trata de un nivel de emergencia con cualidades sui generis. En este sentido, el efecto de esta epistemología puede describirse como un radical posicionamiento de lo social, donde las referencias a cerebros, pensamientos o acciones corporales son reemplazadas por las de sistemas sociales compuestos por comunicaciones operativamente cerradas yautorreferenciales. Para desarrollar sus operaciones de observación, los sistemas sociales se valen de distinciones, cuya artificialidad no se discute. Las semanas, las matemáticas o el dinero, como complejos esquemas de distinciones, son asumidos en su total falta de concordancia con sustratos ónticos, salvo con su deriva histórica y cultural. Como señala Luhmann (1999: 118), el conocimiento encuentra su realidad sólo en la actualidad

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