Epistemología de las ciencias sociales: breve manual

Epistemología de las Ciencias Sociales. Breve Manual Advirtamos que la información estadística a la que hoy estamos acostumbrados tenía en el siglo XIX un carácter excepcionalmente novedoso. Era la primera vez que podían observarse fenómenos típicos de poblaciones humanas mediante números. Dice Hacking que EL Suicidio "fue la culminación de un siglo de fascinación francesa por las estadísticas" (Hacking 1991 :228). Esto llegó a tal extremo que frecuentemente los estadígrafos se convirtieron en personas ridiculizadas de la época. Así, por ejemplo, en una obra de teatro de 1861, uno de los personajes informa a sus oyentes: "En siete minutos, doce gorgojos que moran en un hectolitro de trigo producen 75.000 individuos, cada uno de los cuales puede devorar tres granos por año, es decir, 225.000 granos en conjunto". Y otro lo increpa: "¿Y ha encontrado Ud. la manera de destruir esos gorgojos?" Entonces el primero confiesa: "Oh, eso no es asunto mío" (ldem). Ahora bien, es realmente sorprendente que un fenómeno de carácter singular se presente en cada conjunto social con tanta constancia y, a la vez, tan variable entre sociedades distintas. Podríamos presuponer, en este hallazgo, un sentimiento análogo al thaumas de los primeros filósofos griegos. Esto no significa que Durkheim invalide los estudios psicológicos del fenómeno, sino que se aparta de esas consideraciones porque "si se considera el conjunto de los suicidios cometidos en una sociedad dada durante una determinada unidad de tiempo, se comprueba que el total así obtenido, no es una simple adición de unidades independientes, o una colección, sino que constituye por sí mismo un hecho nuevo (... de naturaleza) eminentemente social" (Durkheim 1897: 18). Durkheim va a descubrir que "cada sociedad tiene, en cada momento de su historia, una aptitud definida para el suicidio". En consecuencia, el concepto tasa social de suicidio expresa "el número de casos de suicidios que se registran en una sociedad determinada, por período y por habitante". Es decir, para medir la intensidad relativa de aquella aptitud definida para el suicidio hay que hallar la razón entre la cifra global de muertes voluntarias y la población de cualquier edad y sexo. Así fueron obtenidos los valores registrados en la tabla precedente.

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