La Odisea en la Odisea: estudios y ensayos sobre la Odisea de Kazantzakis
87 Con su caminar ya vacilante, el anciano sale al jardín y se recuesta sobre la tierra, a la que le habla con emocionada gratitud. Siente que luego va a caer a su fresco costado, a acostarse con ella, llamándola ―tierra, dulce mujer mía‖. Su última petición es que él pueda renovarse en sus bisnietos. No quiere que su retoño se asemeje al hijo infiel que negó a la tierra. Quiere que su retoño sea ―gusano de la tierra y labrador del campo‖ y que siempre esté rodeado de hierba, tierra y lluvia. Cual dulce zumbido de abejas, lejano, que se aleja y se apaga, le pareció su vida. Y así, abrazado a la tierra, lo envuelve el sueño, como una muerte leve y suave. En este pasaje de 49 versos, se nos presentan 13 comparaciones, de las cuales 8 están referidas a objetos o seres de la naturaleza, elementos del medio y la vida del campo: el escarabajo, la luciérnaga, el abejorro, el zumbido de las abejas, el rumor del agua, las cañas secas, el árbol, el nenúfar. En las restantes 5, los segundos términos son: el llanto de infante, un humilde obrero, un gran combatiente, un esposo y la muerte. Tres de las 13 comparaciones son extensas y de estructura tradicional, con sus dos términos encabezados por la partícula ―san‖, ―como‖: Como un escarabajo, viejo guerrero con las alas destrozadas que ha trabajado, comido y procreado y se marcha y se hunde / en un agujero, así se arrastró el viejo abuelo y se adentró de a poco en el polvo. Igual que un gran combatiente que va a descender al Hades y se ciñe la espada y su lanza empuña y pinta sus viejas heridas y baja deslizándose, de modo semejante he de tomar mi hoz, mi pala, mi aguijada, un cántaro de agua y mis mudos hermanos los bueyes. Todas las comparaciones de este pasaje son hermosas; pero especialmente podríamos destacar las de la vida y del sueño. Al anciano le pareció su vida ―cual dulce zumbido de abejas, lejano, en el campo florecido, que se aleja más y más, y se apaga y se pierde‖. El sueño, ese dios, viene ―como una muerte leve, tersa y suave‖. Hay, además, bellas imágenes en este pasaje. La tierra es mujer, señora, señora-hacedora-del-pan, señora-dadora-del-pan; los bueyes son mudos hermanos de Laertes. El viejo amo Laertes atravesó pegado al suelo / el umbral sanguinolento, y lento se arrastró hasta un hoyo soleado, protegido del viento.
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