La Odisea en la Odisea: estudios y ensayos sobre la Odisea de Kazantzakis
63 No sólo el hijo ha aparecido en el recuerdo, sino toda su isla, sus frutos, sus colinas, sus gerontes , sus pastores con sus flautas, los esbeltos veleros.. En otra noche que se ―abate con todas sus estrellas y sus hechizamientos‖, es Grecia la que aparece y Grecia es su isla. Siente en sueños la ―dulzura de la patria‖, aunque ya despierto la llame ―tentación‖. En esta visión se mezcla el pasado remoto que es la patria lejana y se adelanta el futuro cercano, en la imagen de la barca en forma de ataúd que debe construir, para su viaje final hacia los hielos antárticos. Resplandecen las playas celestes de la joven Grecia, su suave luz gotea entre los viejos olivos, y exhalan sus desnudas colinas el aroma de salvia. El exiliado-en-la-lejanía movió los ojos encantados y toda la visión se hundió en el agua y se deshizo como espuma; desolado se extendió el rugir del mar siempre bullente, y una embarcación estrecha, como cuerpo de varón, / como una tumba adornada, salta a las ondas espumeantes y se dirige al sur. Se enfurece la mar y monta, levantada, a la popa y a la proa; mas el sepulcro navega descuidado, y va de ola en ola, y abre camino cantarino, con las velas rasgadas. Miel destila la visión en las entrañas del-de-doble-nacimiento; como una brisa fresca sopló en su pensamiento la Hélade azulada y toda la noche pasaba sobre su mente y su cuerpo exhausto, llena de olor a yerbabuena y de humedad de pino. Tal dicha nunca la sintió, tal dulzura de patria; y al levantarse en la mañana, sacude sus cabellos albos, creeríase que habían anidado sobre ellos mariposas celestes: ―En el día la tierra patria se avergüenza de volver a la luz, y como una liebrecilla espera la noche furtiva para ponerse / a danzar; bueno es también el sueño, una gran tentación: / ¡que sea bendecido!‖ 110 En la soledad de la selva, el asceta Odiseo rememora a veces su larga vida, ―plena de aventuras, plena de conocimientos‖. Contemplando el panorama de las estrellas en un claro de la jungla, piensa en los aspectos 110 Ibídem, XVIII, 270-290.
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