La Odisea en la Odisea: estudios y ensayos sobre la Odisea de Kazantzakis

54 principalmente en un escenario montañoso. Las rocas son un aspecto fuerte de la memoria y simbólicamente ellas dan el peso necesario para soportar y aferrar el objetivo del regreso ( Odisea IV, 558). La construcción de un paisaje escarpado en el relato del nostos tiene una implicación en la estructura narrativa de la historia como un todo. La escarpada Itaca le da a Odiseo, en todos sus sentidos de identidad, una base en la cual su identidad real se mantiene: la escarpada Itaca es el punto fijo de las travesías de Odiseo. Itaca es importante como el lugar donde Odiseo recobra su identidad perdida‖ 94 . El proceso de cambio de la visión de una tierra rocosa y árida tiene emotiva expresión en las escena del reconocimiento de Laertes y Odiseo, que transcurre en una huerto y en torno a la memoria de los árboles que el padre, allá en su juventud, regaló a su pequeño vástago. ―El episodio del encuentro en el huerto es prefigurado por otros pasajes que introducen un contexto agrario en la Odisea . Cuando Odiseo regresa, el aspecto rocoso de la isla es reemplazado por una imagen fértil del hogar, pues Odiseo constantemente se refiere a él como un lugar fértil (XXIII, 139) con muchos árboles (XIV, 329, XIX, 399) [...]. Las referencias agrarias a Itaca se convierten en relevantes si son estudiadas en asociación con el episodio del huerto de Laertes y con las referencias de Odiseo a Itaca como ―mi propiedad con varios huertos‖ tras su regreso [...].‘Fértil Itaca‘ es en algún sentido la propia versión de Odiseo de su patria una vez que arriba a ella, y es la visión de un marinero tras muchos años de ausencia de la tierra firme‖ 95 . Además de la visión de Ulises de su isla, ha habido otras visiones de Itaca. No son pocos los poetas que han tomado a la isla como motivo y símbolo, a veces desde inesperadas perspectivas. Oscar Gerardo Ramos, en el poema suyo en que Odiseo, anciano ya, recapitula su vida, resume en un pasaje el sentido del viaje hacia la anhelada tierra natal en el momento de la llegada. Las tantas experiencias vividas le dieron la conciencia de su ―humana verdad‖: Llegué a esta isla amada, náufrago de los mares, sin navío, desnudo...y en mi piel aún arden los soles de cien pueblos: Vi exóticos países: ante extrañas costumbres aprendí la mesura, desembrujé los mitos y en la experiencia vasta de ínsulas y ágoras y templos y mansiones 94 C. Bocchetti: El jardín de la Musas El arte de la ecfrasis en la Ilíada y la Odisea , Centro de Estudios Griegos Universidad de Chile, Santiago, 2006, pp. 100-101. 95 Ibídem, p. 105-106.

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