La Odisea en la Odisea: estudios y ensayos sobre la Odisea de Kazantzakis

49 bajo los cielos estrellados para gozar de la belleza del mundo y enriquecer su vida con imágenes y sensaciones nuevas, sino que ensaya, conscientemente "todas las formas de vida, más allá de programas y de sistemas y da a su Odisea las dimensiones de una epopeya del hombre moderno» 82 . La lucha con la palabra, con el lenguaje, tiene también relación con el epicismo. «Yo sabía que no había para mí más que un medio de librarme de un gran sufrimiento o una gran alegría y de reencontrar mi libertad: hechizar ese sufrimiento o esa alegría por el sortilegio mágico del verbo» 83 . Pero no se trataba de algo fácil, sino de una dura batalla, que desde la idea inicial hasta su completa realización requirió más de quince años, de los cuales doce fueron de elaboración: «Escribía, tachaba, no encontraba las palabras adecuadas. A veces eran opacas, sin alma, a veces abstractas, sin cuerpo, sin calor, llenas de aire. Me proponía decir una cosa y las palabras ariscas, desenfrenadas, me arrastraban a otra. Mi idea inicial había crecido desmedidamente; había desbordado el molde en que la había colocado; cubría audazmente más espacio y tiempo, cambiaba, se transformaba; no alcanzaba yo a precisar su rostro...» Como hace notar M. L. Baudier, amor, placer, esfuerzo y dolor se entremezclan en la relación de Kazantzakis con la palabra, con la lengua: «Estaba aún peleando y luchando por domar a estos potros salvajes que son las palabras, cuando llegó el verano», dice en Carta al Greco 84 , a propósito de los meses en que el germen de la Odisea maduraba en su interior. Y agrega: «Miles, millones de años han pasado desde la primera mañana del hombre, y, sin embargo, el arte de seducir lo invisible es siempre el mismo. Utilizamos siempre los mismos artificios, las mismas plegarias interesadas... Así yo también tendía... las palabras a modo de trampas , a fin de atrapar el Grito inasible que caminaba delante de mí‖. El lenguaje está al servicio de una fantasía visionaria, inseparable para el poeta del epicismo. En cierto modo, la obra representa una especie de summa de visiones que puede engendrar la imaginación humana. Ellas se sitúan fuera del tiempo y del espacio —al menos aparentemente—, «pero están animadas de una realidad y una dimensión tales que se imponen... al espíritu. Masacres, orgías, incendios, revueltas populares, ciudades ideales, desiertos del África, hielos del Polo, fantasmas de aquellos que amó o admiró. Cristo, Buda, Don Quijote, Homero; gente del pueblo, campesinos, pescadores, pastores, 82 M- L. Bidal-Baudier: Nikos Kazantzakis Cómo el hombre se hace inmortal , Traducción Patricio Canto, Edit. Carlos Lohlé, Buenos Aires, 1987, p. 20. 83 N. Kazantzakis: Carta al Greco , pp. 568-569. 84 Ibíd., p. 583.

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