La Odisea en la Odisea: estudios y ensayos sobre la Odisea de Kazantzakis
48 de aquél, expresa: «También yo creo que la Odisea es la cumbre de mi obra.» A través de Prevelakis, conocemos la opinión del poeta transmitida por su antigua amiga Rahel Lipstein: «Nikos me había dicho un día en París, mostrando - o más bien levantando su Odisea - y riendo al mismo tiempo - es mi sepulcro y mi antorcha » 79 . En cuanto a la labor de traducción, el juicio del escritor lo comparten, sin duda, quienes se han propuesto verter el poema a otro idioma: «Trabajo gigantesco, muy difícil, que requiere de un amor y de una paciencia sobrehumanos» 80 . En definitiva, la idea que el poeta tenía de su obra puede no coincidir con el juicio de sus contemporáneos o el de la posteridad. Penetrar en el espíritu épico, en la forma en que lo concebía Kazantzakis, acaso no sea fácil. «Con la epopeya, el lector, arrancado en cierta forma de su vida, de sus hábitos de pensamiento, de la duración, descubre un mundo fabuloso en que se desarrollan dentro de una iluminación constante, dentro del fulgurar insostenible de las imágenes, dramas en que cada personaje está implicado a fondo, con los resortes del espíritu tensos al extremo... Entrar en el universo de la Odisea es cambiar de gravitación; es elevarse a una visión totalizante e impersonal; es seguir, engrandecidas por el genio poético, las innumerables aventuras del espíritu humano» 81 . El motivo del viajar, del continuo errar, posee íntima relación con la búsqueda de un sentido del mundo y del vivir, que Kazantzakis vio como esencialmente épica. El tema del viaje vuelve una y otra vez, como obsesión, en su vida y en su obra, pero la gran travesía que hizo y que duró la parte más jocunda y más apasionada de su existencia que con Ulises, ese hermano, ese compañero bienamado, creado de la sustancia misma de sus deseos, de su fe, de sus ambiciones, y que lo arrastró a los mares y las tierras desconocidas y a las aventuras espirituales más temerarias. Ulises-Kazantzakis se ahogaba en los marcos demasiado estrechos. "Yo sentía —dice él— que mientras más avanzaba Odiseo, más se ampliaba su ego, haciendo estallar cada mundo nuevo —ego, familia, patria, raza- y lo sentía identificarse más y más con el ímpetu misterioso e indestructible que se manifiesta sobre nuestro planeta bajo la forma de vida." Al crear a su héroe, se creó a sí mismo —nos dice—, pero hay que dar a su afirmación su auténtico significado: Ulises representa para él una experimentación voluntaria. No se contenta con recorrer la tierra y los mares 79 P. Prevelakis, op. cit., p. 191. 80 Carta de P. Prevelakis de 14.5.1954, cit. por H. Kazantzakis, op. cit., p. 535. 81 M. L. Bidal-Baudier: Nikos Kazantzaki. Comment l’homme deviente inmortel , Plon, París, 1973, p. 19.
Made with FlippingBook
RkJQdWJsaXNoZXIy Mzc3MTg=