La Odisea en la Odisea: estudios y ensayos sobre la Odisea de Kazantzakis

38 para tratar de expresar el mundo del siglo XX, a tres milenios de distancia de su punto de partida. Grandes en extensión y densidad, las dos han merecido calificativos astrales. Inmenso aerolito caído que permanece como una isla de piedra en el lago de las letras griegas; cordillera majestuosa de algún país desconocido e inexplorado se ha llamado a la Odisea. Un nuevo planeta se ha dicho de Ulises, planeta apenas conocido, «y los que lo exploran no piensan dar en mucho tiempo una descripción de él que agote siquiera sus bellezas más aparentes y sus tesoros menos ocultos» 69 . ¿Qué hay de común entre estas dos obras cumbres de dos escritores de tan diversos mundos y raigambres espirituales? A esta pregunta que muchos se formularon cuando apareció la Odisea , se agrega naturalmente otra: ¿qué relación hubo entre los designios de los escritores al proyectar esas obras? Sabemos que Joyce ya de estudiante manifestó su preferencia y atención por el personaje Ulises. Estudió a Homero con asiduidad y siguió ―la trayectoria‖ del héroe a través de variadas obras modernas. Esta etapa también se cumplió en Kazantzakis: admiración por la figura de Odiseo, intenso estudio de Homero y de muchos recreadores del mito uliseano. La primera constancia del proyecto de Kazantzakis la encontramos en una anotación de agenda, fechada el 18 de diciembre de 1914, año en que el escritor irlandés comenzaba su Ulises . En esa nota, el peregrino en el Monte Atos, se refiere con emoción al pasaje de Dante sobre Odiseo, en el Canto XXVI del Infierno . La idea, seguramente, ya se había dibujado antes en su espíritu, pero no cobraba forma definitiva. Por esos mismos años, Kazantzakis escribe la tragedia Odiseo , que parece mostrar alguna influencia de El arco de Ulises de Gerhart Hauptmann (1914). Aquella obra dramática de Kazantzakis posee cierto estilo clásico y no se advierte en ella una renovación del tema de Itaca. Mientras el Ulises de Joyce apareció en 1922, el proyecto de Kazantzakis continuaba sólo como plan. En 1924 se publicaron en Atenas fragmentos de algunas rapsodias al parecer concluidas. La primera redacción completa fue terminada en 1927 y sólo diez años después ponía el escritor punto final a la séptima y última versión completa. Las obras del griego y del irlandés constituyen una recreación de un mito antiguo y ambas poseen cierto carácter de summa de su tiempo, aunque sus perspectivas son bastante diversas. En ambas se da un innegable simbolismo épico, aun cuando en la Odisea falte el elemento de la atmósfera marcadamente naturalista del Ulises. De las dos obras podría decirse con palabras de Edmond 69 J. Mercanton “James Joyce”, prólogo a Joyce: Ulises , traducción J. Salas S., Santiago Rueda Edit., 3ª ed., Buenos Aires, 1959, p. 7.

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