La Odisea en la Odisea: estudios y ensayos sobre la Odisea de Kazantzakis

31 poema [...] es una extraña continuación épica y utópica del relato homérico, atravesado por las ideas e inquietudes de nuestro siglo" 54 . El poeta Nicéforo Vretakos, autor de un muy extenso estudio sobre Kazantzakis dentro del cual se refiere también extensamente a la Odisea , insiste en ver en ésta sólo un reflejo de la compleja y apasionada personalidad de su autor. La obra no reflejaría "la agonía del hombre de una época". "Se trata de una obra arquitectónica de estilo barroco, sobre la cual domina un peso orientalizante - policromías; esculpidos; descripciones de toda clase; cuñas de mitos diversos; largos monólogos filosóficos; elementos helénicos, primitivos, prehumanos. Materiales tomados de todos los estilos se funden en este gigantesco edificio. Es una floresta oscura dentro de la cual se encuentran todos los elementos de la naturaleza y el inextricable bosque del alma y del pensamiento del propio autor" 55 . La presencia de la muerte constituye uno de los ingredientes de la realidad épica de la vida humana. Al adquirir conciencia, el hombre se ve de pronto en un mundo que—por más que se lo investigue, conozca y domine— aparece para él limitado por un hecho inexorable: la muerte, la desaparición definitiva. El instinto vital, la tendencia a la acción y su necesidad, la aspiración a la inmortalidad, no modifican esa realidad fatal que interrumpe toda obra humana. Y el angustioso esfuerzo del hombre sobre la tierra posee, de este modo, de por sí, un carácter épico y trágico. Participa de una lucha que, en último término, le es impuesta. Los personajes más admirados de Kazantzakis aceptan tal combate y siguen tal camino hasta el final. La capacidad del hombre para luchar es admirable. En su espíritu, pese a la nada de su destino, brilla una llama casi inverosímil, y a ésta, más que al hombre mismo, venera el artista griego. Así lo expresó en diversas ocasiones, reiterando con alguna variación el verso de la Odisea: Δεν αγα π ώ τον άνθρω π ο , αγα π ώ τη φλόγα π ου τον τρώει. No amo al hombre; amo la llama que lo devora. En Toda-Raba hallamos el mismo pensamiento: «Lo que me interesa no es el hombre, ni la tierra, ni el cielo, sino la llama que devora al hombre, a la tierra y al cielo». 54 C. García Gual: "Introducción" a Homero: Odisea , traducción de J. M. Pabón citada, p. XXI. 55 N. Vretakos: Nikos Kazantzakis: I agonía ke to ergo tu Nikos Kazantzakis: su agonía y su obra, Ed. Stentor, Atenas, 1960, p. 521.

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