La Odisea en la Odisea: estudios y ensayos sobre la Odisea de Kazantzakis

262 con tres reales rubíes purpúreos en la cabeza! Me gusta, luchadora, tu obstinación y tu temeridad; no vives con el rocío de cielo y con el aire vacío, firme alimento piden yantar tus entrañas para cantar. Cógete del árbol de la muerte y horádalo mil veces: cuando brote la miel y la comas, mi amiga, te saciarás; ¡y apresúrate: creo que tiempo no tenemos, que a medianoche vendrá la gran langosta verde a cortar nuestros cuellos! 353 En la misma rapsodia, Caronte toma nuevamente la forma de insecto, de dos, esta vez, de una gran mosca-de-mar y de una alevilla, mariposa nocturna ζα κηα κεγάιε ζαιαζζόκπγα, ζα καύξνο ιπρλνζβήζηεο. Odiseo va caminando, solitario, hacia el extremo del África, de donde ha de partir en su último viaje hacia los hielos antárticos: Levanta de nuevo su báculo, parte hacia el sur y se va sin ver rastro humano y sin cortar un fruto; mucho había ayunado, y el sol sus entrañas ya veía, los ojos se nublaron y agitaron; un zumbido escucha, y Caronte en forma de gran mosca-de-mar, de una negra alevilla nocturna, abrió sus alas velludas y en el aire se detuvo; y el arquero su mano levantó y lo saluda cordialmente: ¡Bienvenido nuestro dueño de casa, bienvenido el puerto final [...]! 354 Dos veces toma Caronte la figura de un pulpo. En rapsodia XVIII, el príncipe Manayís, joven obsesionado con la idea de la muerte, después de entrevistarse con el asceta Odiseo, parte en su albo elefante, mientras Caronte el pulpo ν ρηάπνδαο ν Χάξνο le succiona el cuerpo: Al medio caminaba el albísimo elefante real y sobre su torre dorada iba en el trono el joven envejecido: de nuevo le succionaba todo el cuerpo Caronte el pulpo 355 . También toma la forma de pulpo en el hermoso e impresionante pasaje en que Odiseo ve por única vez en su larguísimo peregrinar a su madre. Así como en la Odisea homérica, sólo la ve como una sombra, cuando le es dado bajar al mundo de los muertos 356 , en el nuevo poema, la ve sólo una vez, pero en un sueño. En la rapsodia XXII, cuando ya se acerca el fin del viaje y de la vida, una noche Ulises sueña con su madre: Por años a su madre no la había visto mientras dormía; dijérase que la tierra abrió su boca e íntegra la devoró, 353 Ibídem, XVIII, v. 86-94. 354 Ibídem, v. 188-205. 355 Ibídem, XVIII, 986-988. 356 Homero: Odisea , XI, v. 84 y s.

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