La Odisea en la Odisea: estudios y ensayos sobre la Odisea de Kazantzakis
26 Colón, Don Quijote... luchan, combaten; consumen sus vidas en una batalla ardiente. El mandato de Zaratustra mueve la vida del escritor cretense y —en su concepto— la de sus figuras veneradas: «Edificad vuestras ciudades junto al Vesubio. Enviad vuestros navíos a mares inexplorados. ¡Vivid luchando!» Y Kazantzakis nos enseña: «Ama el peligro. ¿Qué hay más difícil? Es esto lo que yo quiero. ¿Cuál es el camino que se ha de seguir? El que asciende, el más escarpado. Ése es el que yo tomo; "¡sígueme » Peligro y combate; batalla sin recompensa, sin paga: ―¿Adonde vamos? ¿Venceremos alguna vez? ¿Qué sentido tiene el combate? — Calla. Nunca preguntan los combatientes‖. Luchar sin recompensa y sin esperanza es el mandato supremo de la Ascética. Es el que sigue Dante, el desterrado que sabe renovar a cada instante su odio a la injusticia; Cristo, que muere por redimir una humanidad que no quiere redimirse; Juliano, que pretende resucitar una filosofía y una ética condenadas ya por la historia; Constantino Paleólogo, que combate hasta la muerte en los muros de una Constantinopla ya vencida; Ulises, hombre antiguo-medieval- contemporáneo, que peregrina en la vastedad de los océanos, de los continentes ígneos y de los hielos eternos, buscando con la lucha un dios que sabe no existe. Las preguntas y los mandatos de Ascética se repiten en la Odisea, que es una vasta ampliación poética de aquel opúsculo y que en la rapsodia XV reedita la peregrinación ascética. Allí, vuelve a resonar la interrogación que impregna toda la obra kazantzakiana: ―¿Cuál es mi camino? La subida más ardua e interminable. Y di: yo solo he de salvar la tierra entera. ¿Dónde vamos? ¿Alguna vez venceremos? No preguntes, / combate. De tal modo hablaba Dios, ordenaba al pecho del varón...‖ 41 La Ascética y la Odisea constituyen el núcleo de una obra vasta, que es en esencia una unidad. Así lo destaca Aziz Izzet, en su estudio sobre el poema. Sus obras —dice— «son todas facetas de una sola y única preocupación. En este sentido, la vida y la obra de Kazantzakis forman un todo indisoluble, una suerte de pirámide de gradas, cuyas cuatro caras poseen la misma importancia: Cristo, 41 N. Kazantzakis : Odisea , Introducción traducción, síntesis en prosa, glosario y bibliografía M. Castillo Didier, Obras Selectas de N. K., vol. IV, Planeta, Barcelona, 1975, rapsodia XV, 821. El texto impreso ha sido detalladamente revisado por el traductor, con miras a una posible reedición, por lo cual en los fragmentos que se citen en este volumen puede haber diferencias con aquél.
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