La Odisea en la Odisea: estudios y ensayos sobre la Odisea de Kazantzakis
249 una muerte suave luego de una ancianidad apacible. Además de lo anterior, Odiseo sabe en ese lugar que su madre ha muerto y conversa con su sombra. Ella le da noticia de su propia muerte; le informa sobre la situación en la isla; le da a conocer cómo son los muertos; cómo es ese mínimo vestigio de vida que permanece luego del fin del cuerpo. Además, Odiseo habla con varios de sus ex compañeros: Elpenor, Agamenón, Aquiles...quienes se lamentan de sus muertes. También desfila ante Odiseo considerable número de sombras de mujeres, que vivieron grandes pasiones de amor y desgracias de amor: Tiro, Alcmene, Yocasta, Cloris y no menos de diez más, arquetipos de vidas terribles y grandes crímenes. Ve igualmente a cuatro trágicos condenados, que reciben castigo: Orión, Ticio, Tántalo y Sísifo en ese lugar, que no es ni de premio ni de castigo, pero en el que las sombras de los que fueron seres humanos sufren la nostalgia de la vida. ¿Qué significan la bajada al Hades y el encuentro con esta multiplicidad de personajes? Para algunos, sería la exploración de las más apartadas regiones de lo desconocido: las regiones de ultratumba: lo que allí conoce constituiría fuente profunda de conocimientos. Para otros, la bajada al Hades es el descenso de Odiseo a las regiones recónditas del inconsciente, al fondo misterioso del su propio ser. Siendo contados los humanos que en la mitología griega pudieron llegar vivos al Hades - como Odiseo y Orfeo -, la oportunidad de hacerlo habría sido una gracia de la divinidad, que permitió a Odiseo fortalecer personalidad y su voluntad para soportar las nuevas peripecias y lograr llegar a su patria. Y en la nueva Odisea , el encuentro de Ulises con los muertos parece tener un sentido tan nebuloso como el del episodio antiguo. En el poema moderno, el primer encuentro es en cementerio familiar del palacio real de Itaca. El segundo se producirá dentro de un sueño de Odiseo, cuando camina, peregrino, en el corazón de África. A la mañana siguiente a la de la tarde en que Ulises ha tomado cuentas a los itacenses y ha enviado a los heraldos a anunciar un festejo para el pueblo, el rey empieza a gozar los rumores de la primavera; pero escuchará también voces de antepasados: Ya despierta el día cual una artesana; se llena el mundo de alas, y de trinos, de rumor de animales y vocerío humano, y a lo lejos se oyó en los viejos olivos el canto del cuclillo. Y cuando el oído aguzó para gozar los sones de la primavera, como tierra removida, con nueva yerba su mente descubrióse: se ablanda el corazón del-de-los-largos-viajes y ascienden voces dulces desde el suelo, tratando de seducirlo: "¡Ven, nieto, ven; ven, el bisnieto, con la cratera rebozante!" Se estremeció el matador, husmeando a los antepasados y sus narices velludas se llenaron con el olor del camomilo funerario. Se levanta de un salto, mira en torno y elige una vasija grande de cobre en que vino llevarán para los celebrantes, e inclinándose a la cárcava, con crátera de dos asas fue llenando el ánfora de sangre para los ascendientes. La colmó, la cubrió bien con tomillo perfumado,
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