La Odisea en la Odisea: estudios y ensayos sobre la Odisea de Kazantzakis

225 Diferente es también en el piélago, donde navega cual navío de velas oscuras: Navega la noche con sus negras velas en el mar; tremulan pequeños fanales en la playa, duermen las proas / como liebres; aúlla por allí algún perro de aguas, por allá rechina un remo. (VI, 912-4). En el clima lóbrego y siniestro del reino africano descrito en la rapsodia XIII, donde el monarca, envejecido e impotente, debe ser muerto fríamente, la noche, ―la-de-ojos-amarillos‖, toma el aspecto de ululante lechuza o de pájaro nocturno de mal agüero: Gritaba la noche en las casas como una oscura tutúcara . (XIII, 226). Puede revestirse de los ropajes de las más diversas fieras, como lo ejemplifican estos breves pasajes, y su epíteto llega a ser ―el-de-ojos-de-fiera‖. Y entró la noche mientras merendaban, hiena que-pisa-en-puntillas, y se arrastró por los patios y arrojó su sombra por los suelos. (XII, 910-11). Y por la ventanilla contemplaba cual negra leopardesa por los jardines la noche difundirse. (IV, 917-8). No faltan comparaciones con aves de fulgurante plumaje, y así, en la rapsodia XXI, puede aparecer ―la noche, en su larga cola, larga y resplandeciente cual la del faisán real‖. Tampoco están ausentes las imágenes del licor en la apariencia nocturna y sus efectos sobre los humanos: Sombras como manchones de violetas se extendieron, y la noche como vino picante derramóse y todos los cerebros se embriagaron; se mezclaron vida y muerte, muertos y viudas se unieron. (XVIII, 124-6). La connotación de erotismo aparece en muchas ocasiones en el poema y en aspectos variados, como en los pasajes siguientes: Y como cuello seductor de una paloma resplandecía la noche. (XVII, 40). Fragante era la noche y se tendía desnuda en la ribera. (VIII, 1060).

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