La Odisea en la Odisea: estudios y ensayos sobre la Odisea de Kazantzakis

185 ―¡Todas las cosas son un sueño, hermano, y que no / se amargue tu ánimo! Un juego grande y brillante fue en nuestro pensamiento / Troya, con lodo, con mujeres, con una costa y con crímenes / plasmada; una copa profunda con vino enloquecedor, y lo bebimos todo, y vaciló nuestro espíritu y partió a surcar el mar. Pero no te engañe, hermano, el espíritu desvariador del vino; no es verdad que partimos con las veloces naves, que diez años luchamos para tomar la ciudadela y que en una noche sus cenizas como humo se esparcieron en / el viento. En nuestra mente sólo juguetearon como grandes / pensamientos‖ 304 . Menelao también recuerda a Troya, pero no como un sueño, pues allá reencontró a Helena: ―Aunque mi vida toda haya sido un sueño y sombra vana, quieras que no, hermano, la sagrada verdad abracé un día: cuando la ciudad se quemaba, y yo entre las llamas salvajes, plena de perfumes, pura lozanía, ¡cogí en mis brazos / a Helena! Sonríe el guerrero con tristeza, inclinado se recuerda cómo con sus manos levantó a la cervatilla desmayada, y se hundió en las aguas hasta la cintura y erguido atravesó / las olas; en torno suyo deslumbráronse los pueblos, y al punto azules los diez años se encendieron y apagaron como centella / en su espíritu. Suspira el rey; ¡ah, si en aquel momento, el más alto de su / vida, hubiera caído el dios como un rayo y lo hubiera abrasado! 305 304 Ibídem, 1057-1067. 305 Ibídem, 1077-1087.

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