La Odisea en la Odisea: estudios y ensayos sobre la Odisea de Kazantzakis

171 el tercero, mi dios, el más amargo, cuando / caigamos al lecho‖. Y la acusación contra Helena surge claramente y con palabras bien duras: ―Agostóse nuestro hogar honrado y el lecho se llenó de telarañas por culpa de una hetera sin recato‖ 284 . Después de neutralizada la sublevación, el pueblo participa en un gran festín al que ha invitado Ulises. Ya al alba, todos se retiran con diversos sentimientos. En el ánimo exaltado por el vino, la historia de los personajes de la guerra de Troya adquiere caracteres de leyenda. Y en la imaginación de los jóvenes flota la figura de Helena, a quien se menciona con dos de los muchos epítetos que tendrá en el poema: la de seno rosáceo ε ξνδνζηήζα i rodostitha y la cinco-veces-bella ε πεληάδκνξθε i pendámorfi : Y al destello del amanecer, maduraba lentamente se iba agigantando la fabulosa historia del mítico arquero Odiseo. Y algo más adelante, como de aves roncas, murmuraban las voces de los muchachos itacenses que llevaban en secreto, en el pecho manchado de vino, en una nube plumosa de alborada, a Helena, la-de-pecho-rosáceo. Golpéame, hermano mío, para yo golpear, que sufro; / y pégame para pegar; que estoy perdido por unos ojos negros y lloro / por unos pechos albos; Madre, madre mía, a la cinco-veces-bella, a la manzana mordida, yo la vi en la ribera del mar y contemplaba las olas y sus senos la brisa repartían a los piélagos remotos, sin nieve estaban nevados, sin lluvia estaban mojados‖ i Ya es un símbolo Helena para Telémaco, el hijo que no había conocido a su padre – tan pequeño lo había dejado éste – y que ahora, desilusionado y cada vez más molesto, siente que la presencia de aquél ha venido a trastornar la tranquilidad del hogar y de la isla. Luego del festín, Ulises se aleja solo, meditabundo, hacia la orilla del mar. Telémaco, solo también, regresa al palacio. 284 N. Kazantzakis: Odisea , I, 139-144 y 148-149.

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