La Odisea en la Odisea: estudios y ensayos sobre la Odisea de Kazantzakis
170 al linaje de Atreo con saña persigue, ayudando mujeriles designios: Helena perdiónos ya a muchos y ahora a ti de tan lejos urdió su traición Clitenmestra 281 . En la Ilíada , Aquiles califica a Helena de ξηγξδαλή riguedané odiosa, por cuya causa tuvieron que luchar griegos y troyanos. Por su parte, la misma Helena se califica de odiosa ζηπγεξ styguerí. Y conversando con Héctor se nombra a sí misma como perra θύσλ kyon y perra maléfica, abominable θύσλ θαθνκήραλνο νθξπξέζζε kyon kakoméjanos, okryoesse 282 . Una tradición, acogida por mitógrafos, recordaba que Helena estuvo a punto de ser asesinada por Orestes, ayudado por Pílades, para castigarla por los males que con su infidelidad había causado, pero "Apolo, cumpliendo órdenes de Zeus, la arrebató y la transportó al Olimpo envuelta en una nube, donde se convirtió en un ser inmortal, uniéndose a sus hermanos, los Dióscuros, para ser guardianas de marineros desamparados" 283 . En la nueva Odisea , Helena es un personaje importante y, después de Ulises, la más importante de las figuras de los poemas homéricos cuyas existencias se prolongan en el poema moderno: Odiseo, Helena, Penélope, Telémaco, Laertes, Nausícaa (en el recuerdo), Circe (en el recuerdo), Anticlea (en un sueño), Argos (desde su tumba), Menelao, Idomeneo. Y entre la multitud de personajes de la obra de Kazantzakis, Helena es igualmente uno de los principales. Al comienzo del poema, los parientes de los pretendientes asesinados y de aquellos guerreros que no volvieron de Troya, se sublevan contra el recién llegado Odiseo. No se da aquí la intervención divina – de Atenea – que pacifica a los descontentos. Es el propio Ulises quien debe enfrentarlos y apaciguarlos. La cólera se ha desatado contra el rey, pero también contra Helena, causante de la gran guerra: La viuda de un hombre que en bravos mares / por Helena pereciera levantó sus brazos ya no acariciados, ansiosos de varón: ―Bien habéis recibido, muchachos, a tan negro asesino. Estos dones nos trae: una espada, un escudo y tres vasos / de veneno; para que al amanecer bebamos uno; el otro, al mediodía; 281 Ibídem, XI, 436-439. 282 Homero: Ilíada , XIX, 325; III, 404; VI, 344 y 356. 283 R. Graves: Los mitos griegos , ed. cit., p. 160.
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