La Odisea en la Odisea: estudios y ensayos sobre la Odisea de Kazantzakis

15 guerreros. Informa a los viajeros del tiempo que los parientes de los pretendientes lograron sorprender a Odiseo, lo cegaron y lo pusieron en una barca. Viajó, mendigando, por diversos lugares, hasta que, al fin, en Atenas, un día, en casa de un noble oyó mencionar el ardid que permitió la caída de Troya. Pidió una lira y comenzó a cantar sus recuerdos. Los viajeros comprenden que Homero, el cantor, es el mismo Ulises, cegado; y que ellos están ahora hablando con él. El relato termina en la forma más inesperada. Al momento de partir la máquina del tiempo y después de ponerla a andar, el estudiante se lanza hacia el ciego a abrazarlo, y el profesor, mientras el aparato empieza a acelerar, alcanza a escuchar algunas palabras del anciano, que cree reconocer a su hijo Telémaco 29 . La idea de la segunda partida de Ulises desde Itaca, movido por el afán de nuevos conocimientos, aunque insinuada en la Antigüedad, por Plinio 30 entre otros, la había recogido ampliamente Dante en el Canto XXVI del Infierno, dando a la fisonomía del héroe un cariz para nosotros nuevo, aunque posiblemente existiría en los conceptos de la época: "Ni las dulzuras de mi hijo, ni la piedad debida a un padre anciano, ni el mutuo amor que debía hacer dichosa a Penélope pudieron vencer el ardiente deseo que yo tenía de conocer el mundo, los vicios y las virtudes de los humanos; sino que me lancé por el abierto mar sólo con el navío, con los pocos compañeros que nunca me abandonaron‖. Así habla desde la llama bífida el espíritu de Odiseo, condenado por su anhelo soberbio de conocimientos que la Edad Media rechaza. El afán de nuevas experiencias constituye en la obra de Kazantzakis uno de los motivos para el nuevo abandono de la patria. Se suma al hastío y desencanto que produce en el héroe el estrecho y mezquino ambiente familiar y el ritmo rutinario de la vida corriente en la isla. Este elemento acerca el personaje al Ulises de Tennyson, quien, aunque expresa como mayor deseo perseguir el conocimiento más allá del límite del pensamiento / humano, como a un astro que se pone en el oriente , 29 A. Poleschuk: "El misterio de Homero", en Café molecular Cuentos de ciencia ficción , Introducción A. Strugatski, Traducción del ruso Manuel Guisbert, Editorial Mir, Moscú, 1968, pp. 63-80. 30 Plinio: Historia Naturalis V, 28.

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