La Odisea en la Odisea: estudios y ensayos sobre la Odisea de Kazantzakis
149 para vivir, para luchar, para morir. Ya en la Antigüedad hubo quien imaginó a un Odiseo arrepentido de haber rechazado la inmortalidad. En Una historia verdadera , en la que el autor comienza diciendo que todo lo que sigue es falso, Luciano cuenta que estando él en la Isla de los Bienventurados (donde según mitógrafos, habría sido conducido Ulises después de la vida terrena), se encontró con el viejo marino. Éste "sin conocimiento de Penélope" le entregó una carta para que la llevara a Calipso, a la isla de Ogigia. Luciano transcribe la presunta carta. Allí Odiseo le informa que después de dejarla, naufragó; que llegó al país de los feacios, quienes lo condujeron a su patria; que dio muerte a los pretendientes de Penélope, pero después fue él asesinado por Telégono, el hijo que había tenido con Circe. Y termina la carta: "Ahora estoy en la Isla de los Bienaventurados, muy apenado por haber desistido de mi vida contigo y de la inmortalidad que tu me ofreciste. Por consiguiente, si tengo una oportunidad, me escaparé i iré donde ti" 249 . El pasaje sobre el encuentro de Odiseo con Calipso, su convivencia y la separación, abarca en el poema homérico los primeros 176 versos de la quinta rapsodia. Es el poeta quien lo narra; no Odiseo. En la poema de Kazantzakis, es Ulises quien relata sus penurias a su familia en la segunda rapsodia, y en esa relación los versos dedicados a esa "tentación" son 121. ¿Qué representa la figura de Calipso en ambos poemas? Para algunos, ella representa la "tentación del mediodía" de la vida del varón errante. O la ilusión, "el engaño de que por siempre " podría durar "el voluptuoso abrazo", el placer total. Pero parece más claro que lo esencial en lo que le ofrece Calipso a Odiseo no es tanto su belleza y sensualidad como la posibilidad de convertirlo en inmortal. Es, paradójicamente, la tentación que responde al anhelo más profundo del ser humano, frente a la inexorable realidad de su finitud; el anhelo que lleva a la mayoría a imaginar un mundo post mortem de eterna paz y felicidad. En el poema de Kazantzakis, Odiseo relata su encuentro con la diosa y habla del placer a que se entregaban ambos durante largo tiempo, años y meses al parecer, mientras "en el cielo vacío se perdían los días y las noches": Tres fueron las formas más letales que la muerte adoptara para turbar mi mente y arrebatar mis armas. El fresco antro de Calipso, donde llegó como hembra seductora 249 Luciano: Una historia verdadera 2, 35.
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