La Odisea en la Odisea: estudios y ensayos sobre la Odisea de Kazantzakis
103 si con ella también fue ligero en correr o tan sólo de esa clase de canes de mesa que tienen los hombres y los príncipes cuidan, pues suelen servirles de ornato. Respondístele tú, mayoral de los cerdos, Eumeo: Ciertamente ese perro es del hombre que ha muerto allá lejos y si en cuerpo y en obras hoy fuese lo mismo que era, cuando Ulises aquí lo dejaba al partirse hacia Troya, pronto echaras tú mismo de ver su vigor y presteza. Animal que él siguiese a través de los fondos umbríos de la selva jamás se le fue, e igual era en rastreo. Mas ahora su mal lo ha vencido: su dueño halló muerte por extraño país; las mujeres de él no se acuerdan ni le cuidan; los siervos, si falta el poder de sus amos, nada quieren hacer... Se adivina en la pregunta de Odiseo su amor por el perro que ve en tales malas condiciones y a cuya actitud de amor no puede en ese momento corresponder. Y en un verso y medio, el poeta nos cuenta el fin del fiel animal: Tal habló, penetró en el palacio de buena vivienda y derecho se fue al gran salón donde estaban los nobles pretendientes; y a Argos sumióle la muerte en sus sombras no más ver a su dueño de vuelta al vigésimo año. Antes de avanzar hacia la presencia de Argos en la nueva Odisea , vale la pena recordar su aparición en uno de los poemas irlandeses de temas de fines del siglo XII y comienzos del XIII, el Merugud Uilix maic Lertis Aventuras de Ulises hijo de Laertes, que ha estudiado el profesor Henar Velasco López. En ese texto, Odiseo y sus compañeros viven varias peripecias que, en las que aparecen más o menos modificados episodios del poema homérico. Al final, cuando Ulises se encuentra al fin en Itaca y a la pregunta de Penélope "¿quiénes sois en verdad?", responde "Ulises hijo de Laertes", la reina no le cree: "Mas ella no se deja convencer tan pronto; poco valen los secretos, conversaciones y misterios referidos por Ulises. Penélope reclama: '¿Dónde está tu figura y tus compañeros?'. Más convencida se queda cuando Ulises le da la prueba de un broche que le entregó al partir mientras él se llevaba el de Penélope. No es bastante, 'si fueras Ulises preguntarías por tu perro'" 174 . Es de hacer notar que la pregunta muestra que Odiseo quería mucho a su perro. Y éste va a ser decisivo 174 H. Velasco López: "Las aventuras de Ulises en la vieja Irlanda", p.191.
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