Ensayos sobre socioautopoiesis y epistemología constructivista
Si~lemas J(~ InleracCltín, Doble CllnlÍngem:ia y Autopoiesis InJexical claramente delimitadas que provienen de un horizonte lexical culturalmente delineado, las que además se organizan gramáticamente y que representan sem,ínticamente los componentes de la situaci6n decisional, esta Imagen ahora resulta ser claramente insuficiente. Consecuentemente, para poder echar mano a la función selectiva del sentido en las decisiones entre alternativas de comunicación. antes que todo se dehiera echar a andar el proceso decisional entre alternativas de significación (o asignación de sentido) No ohstante, la indexiealidad pernwnente de lo que acontece conversando-comunicando, obliga a los que interactúan a remitirse permanentemente al contexto comunicativo en curso (yen constante transformación) y en uso, con la consecuencia que la decisión entre alternativas de selección significativas en los sistemas de interacción deban ser mantenidas necesariamente flotundo. El destinatario de expresiones indexicalcs no dispone a priori del mismo conocimiento eontextual que usa un hablante al hacer uso de expresiones indcxicales, sin percatarse de ello y que presupone como conocidas. El hablante tampoco tiene por qué servirse de las mismas distinciones que su interIocutor(esl para ejecutar procesos de asignación de sentido (selecciones Icxicales discriminantes), lo cual es también valido para quien las interpreta (47). El conocimiento que cada uno de los interlocutores posee del contexto pragmálico de la situación comunicativa. puede ser completamente disímil, y de hecho es habitualmente así. Esto tiene como consecuencia que si no se puede presuponer ni atribuir a los agentes sociales un consenso cognitivo que genere la necesidad de significados compartidos. entonces cualquier decodificación de componentes expresados indexicalmente debe arrojar resultados inciertos. Frente a esta constante situacional. los interactuantes-hablantes en los sistemas de interaCl.:íón están prácticamente obl ¡gados a preseindir de cualquier asignación rígida o inamovible de sentido, si no quieren exponerse sistemáticamente a majos entendidos y decepciones. Con ello, sin embargo, parece configurarse una situación altamente paradójica e insal vabJe, porque a pesar de todo Jos interactuantes deben poner en práctica ciertas i:lcti vidades de selección para dar respuesta a la cuestión de "que hacer ahora" o como dice la fórmula de W.l. Thomas, deben logru/' poder definir [u situación. pero además y al mismo tiempo deben mantener abiertas las diversas posibilidades de interpretación que se derivan de los elementos indexicalcs de una expresión para poder abrirse al futuro. La cuestión es entonces, ¿cómo se hacen posibles las comunicaciones significativas indexicalcs sin destruir las alternativas de sentido'). Este "acuerdo mínimo" entre quienes interactúan y dan lugar a la realización interactiva (presencial y audiovisual) de la sociedad, ha sido descrito en detalle por Luhmann y su teorema de la doble contingencia, que aquí nos ocupa. Por su parte, Garfinkel sostiene que los procesos de comunicación en la cotidianeidad se caracterizan por poseer las siguientes propiedades estructurales: El sentido de las expresiones habladas (y de las no habladas) en constelaciones al socialmente organizadas, eS t'aMo (! ÍI/cierto. Produce opacidad, pero sólo así satisface. La vaguedad y el carácter elíptico y recursivo de las expresiones cotidianas no b) son considerados como errores, sino que son constitutivos para el uso adecuado y sÍluacional del lenguaje cotidiano. Los comunicantes confían en que el otro comprenderá 10 que se quiere decir con c) una expresión y que lo que el mismo momentáneamente no entendió tiene sentido a pesar de todo, lo que podría esclarecer (o simplemente pasar por alto u olvidar) en el curso de la conversación. La vaguedad que debiera producir incertidumbre es entonces un elemento 55
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