Ensayos sobre socioautopoiesis y epistemología constructivista
Explorando Caminos especialmente, con la lógica desarrollada por Spencer-Brown, la cual termina constitu– yéndose en una herramienta fundamental (4). Entre los aportes más relevantes que la nutren están las pioneras investigaciones de los biólogos chilenos Matuf'{/I!(/ y Varela, quienes demostraron que el sistema nervioso sólo observa los estados cambiantes del organismo del que forma parte y para cuya explicación dieron lugar a la teoría de la autopoiesis (1984,1995) y Heinz VOI1 Foerster (1985), quien redescubriendo a Johanncs Müller (s.xIX), uno de los pioneros de la neurofisiología. retoma el principio de la codi– ficación indiferenciada, explicando que las células nerviosas codifican sólo la intensidad de los estímulos y que todas las diferencias que obtiene un organismo cognoscente. es decir, su mundo perceptivo, proviene de sus operaciones internas (5). De tales cruces, surge con fuerza el constructivismo, cuyos axiomas sostienen que los conocimientos no se basan en correspondencias con algo cxterno. sino que son resultados de operaciones de un sistema observador, el quc se encuentra siempre imposi– bilitado de contactarse directamente con su entorno y que, justamente por eso. conocer es una de sus operaciones fundamentales. Por cierto, la difusión del constructivismo no está exenta de las limitaciones que surgen en sus contemporaneidades. especialmente cuando, inevitablemente, se contie– nen algunos de sus aportes en categorías sociales de moda, estahleciéndoles correspon– dencias con los estilos culturales de la l1elI' age o las variantes hiperrclativistas de la postmodemidad (6). Desde tales planos puedc admirarse la simplificación de lo que se logra comunicar como constructivismo y, simultáneamente, la degradación que se pro– voca cn sus rendimientos epistemológicos cuando, tanto sus defensores corno detracto– res, esgrimen argumentos que carecen del nivel dc reflcxión exigido para la discusión. Por ejemplo, es evidente que los reiterados debates en torno a la tradicional oposición entre subjetivismo y objetivismo son, por deci!'lo menos, extremadamente poco signifi– cativos. Parece olvidarse que las posturas que se atacan --o defienden~ por subjetivistas () anticientíficas, se sostienen en investigaciones empíricas hiperrealistas, comunicadas en confercncias científicas y en libros atestados de experimentos. En realidad, que otra cosa podría surgir dc estudios acerca de las coordinaciones neuronales incluidas en la percep– ción visual de ranas, palomas y salamandras o en la toma de datos con galvanómetros. aunque sus propios investigadores apelen a nuestra buena voluntad para aceptar saher. ¡aunque no ver que no se ve lo que no se ve! (Luhmann 1999c: 1 Los cambios más sustantivos de la nueva epistemología sobrevienen luego dc su giro hacia una autorreferencia operativa del conocimiento en el dominio constituido por sistemas sociales. Ello orienta la discusión actual del constructivismo y su verdadera significación para las teorías del conocimiento. Pues sucede. como señala el mismo Luhmann (1999b:93), que lo que aparece en sus variantes más divulgadas, las epistemologías clásicas. podían sentirse más confirmadas que sorprendidas con el construclÍvismo, como que muchos filósofos se releen hoy como constructivistas -íhas– f(t el mismo Marx! Baste examinar como se rclacionan sus novedades con discusiones que surgen con Platón o en los discursos acerca de las dificultades de acceder al conoci– miento de lo social y humano, que acompañan. desdc sus orígenes. el desarrollo de las disciplinas que se proponen tales propósitos ~que frente a tal duda. por cierto, nunca sc abstuvieron de producir comunicación sobre sus conocimientos. En otro rincón, los difusores del constnictivismo no lo hacen mejor con inespera– das inconsistencias, introduciendo como partes de sus epistemologías recetas utilitaristas para sobrellevar una aproblemada cotidianeidad o promoviendo éticas para la conviven– cia humana y social. Tampoco se avanza mucho cuando no ofrece·n discriminaciones entre observaciones verdaderas o falsas y menos si se aplican conceptos como intersubjetividad o consenso cognitivo para referirse a la realidad social pues. de existir. tales fenómenos deberían formar parte de lo que se busca explicar y no ser aceptados como explicaciones de sus mismas ocurrencias. Por ello, esta epistemología marca sus 28
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