Ensayos sobre socioautopoiesis y epistemología constructivista
Recursos Sistémico Constructivista de campo antropológico (vid. Junker, B. 1972; Tylor, S.J. et al. 1990) y de la sociología cualitativa. De ellos podemos mencionar algunas técnicas, ya consagradas: I Técnicas 1I Técnicas Procedimientos I i Observación Prescribe una inclusión consciente y planificada, hasta don- Ip,rtidp,n" , de lo permiten las circunstancias, en la cotidianeidad de los grupos en estudio (Bruyn. S.1972) ¡&;;;;non l. oultu," d"do el punto de v¡", de 'u, 9 Documentos personales tes (Langness. L. 1965) Historias orales Externalízaciones de la memoria colectiva de sistemas so- ciales locales (Samuel, R.1982) Entrevistas ! Bajo el marco de eventos comunicativos controlados, pero no etnográficas o en directivos, se aprehenden, desde interlocutores individuales, los profundidad sistema~ culturales en sus propios ténninos (Spradley, IP.1979) i Grupos focales; de La "información" se provoca en espacios abiertos de con- autodiagnóstico y de versaciones asistidas (Morgan, D.L. 1988; Ibáñez, J .1991 ; discusión ! Burgess, R.1982) I Método Delphi Fórmulas que reintroducen sistemáticamente comunicadones I develando una red de distinciones (Línstone, A. et al. 1975) Con tales instrumentos, u otros equivalentes, se pueden relevar etnografías que permiten acceder a los esquemas de distinción y compenetrarnos en las mallas (selectivi– dad) de observación que nos interesan. Ellos dan la posibilidad de interceptar comunic¡¡;>– ciones y adentrarnos en los fundamentos de una cultura. De cualquier modo, su utiliza– ción exige una concentración prolongada de los investigadores y someter. pennanente– mente, sus identificaciones a miradas desde distintos ángulos y perspectivas (9). Los instrumentos de investigación deben ser contribuyentes para observaciones que apuntan a desentrañar las formas del ver y del leer cotidiano -en vistas a las opera– ciones en que basan sus observaciones. Su aplicación debe permitirnos generar ambien– tes donde los medios de observación puedan ser rescatados en juegos comunicativos. Estos van desde la conversación asistida (tipo entrevista terapéutica) hasta el grupo de discusión (en el sentido de lIbáñez), donde las premisas del investigador quedan sus· pendidas en la contingencia y toda comunicación cs posible. En este punto es importante volver a retomar las exigencias de la observación externa: el investigador debe intentar, en lo posible, estar frente a sus interlocutores corno si no estuviera presente (el hablar vago es uno de sus recursos). Es pertinente destacar que los esquemas de distinción que interesan en la investi– gación social sistémica son los compartidos: encajes o acoplamientos (10) que sc impli– can en procesos sociales cotidianos. Un problema consiguiente consiste en cómo poder describir lo social a partir de superar su interlocución individual. El individualismo, que siempre tiene gran atracción para la investigación social, es reforzado por baterías de instrumentos destinados para interpelar individuos (cuestio– narios, test, entrevista:>, etc.), pero no resulta ser lo más adecuado. Las comunicaciones de Jos sistemas sociales se representan a través de sistemas personales, pero debe tenerse en cuenta que se trata de sistemas distintos. Los individuos, muchas veces, colocan sus observaciones en contradicción con las de su grupo, comunidad o sociedad originando 20
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