Ensayos sobre socioautopoiesis y epistemología constructivista

Acción Social Constructiva rre, por ejemplo, en las conversaciones que emergen en las salas de espera, en los viajes, pasillos, almuerzos, en las reuniones, asambleas, etc. En algunos casos, estos sistemas se articulan intermitentemente, como por ejemplo las reuniones de amigos, o se traducen en sistemas de expectativas bastante estructurados, como las relaciones de vecindad o pa– rentesco. Sin embargo, la acción debe concluirse con una acción, y cuando esto sucede debe haber "alguien" que pueda continuarla y retomarla, "alguien" que pueda llevar con– sigo la carga de la acción durante un rato y luego restituir las posibilidades de conexión. En este sentido se hace necesaria la presencia de Ego y Alter en la interacción, lo cual remite a la posibilidad de ser percibidos y por lo tanto requiere un acoplamiento estructural con procesos de la conciencia que no pueden controlarse por medio de la comunÍcación. La presencia tiene un sentido para la formación del sistema, únicamente sobre el trasfondo de la otra parte de la forma que constituye su diferencia -con lo que está ausente. De este modo, los presentes se imponen como personas haciéndose ver y escuchar. Mediante esta diferencia entre presente y ausente, la interacción forma una diferencia entre sistema y entorno referida a sí misma, que marca el espacio dentro del cual la interacción puede efectuarse (Luhmann 1982). Cualquiera que sea tratado como presente en una interacción participa en la eo– municación. El modo complejo con el que opera la comunicación y sus tres selecciones, actúa como una especie de dispositivo de captura al que ninguno de los presentes puede sustraerse. Por ejemplo, si en una conversación uno no habla nada, se le trata inmediata– mente como escucha o al menos como alguien que comprende, de quien se puede esperar que participe activamente, al menos esta es la idea de diversos tipos de interacciones, como en las salas de clases por ejemplo, donde la mayoría de las veces el profesor expo– ne y los alumnos escuchan, hasta la interrupción de este proceso inversa y así sucesiva– mente. De esta manera la interacción está firmemente anclada en la "realidad" que se puede ver y escuchar: de aquí acumula un excedente de posibilidades y precisamente eso obliga a hacer selecciones, y a la autopoiesis, hasta que solo los presentes siguen presen– tes (Luhmann 1982). En una interacción, los temas compiten entre sí para estar en el centro de la esce– na. En ello entran en juego mecanismos variados, algunos de los cuales competen al tema mismo y su atractivo psicológico, social o cultural; otros se basan más bien en las características que se atribuyen a su introductor, como son el prestigio, el poder, la belle– za, la elocuencia, etc (33). Los sistemas interaccionales son también medios propicios para la expresión de emoeiones y afectos, piénsese en las interacciones familiares o de amistades, las cuales permiten su propia estabilización o desestabilización. Por ejemplo, atribuciones como simpático o antipático, leal o cínico, desempeñan un important.e pa– pel. Si bien la unidad de sentido de estos sistemas es identificable por el tipo de comu– nicación que establecen y por las expectativas que estructuran a partir de su comunica– ción, estos son bastante inestables. Ello se debe a que las fronteras temáticas y de sentido de los sistemas interaccionales son altamente fluidas y no posibilitan estabilizaciones más allá de la presencia física de los interactuantes, es decir, coinciden con las fronteras de la percepción, como lo hemos señalado anteriormente. Lo más notable de la teoría de los sistemas autorreferenciales desarrollada por Luhmann, es que se mantiene inalterablemente atenta a la posibilidad de conexión de acciones que pueden llevar tanto al consenso como al disenso, por lo cual no presenta ningún fundamento ontológico en sí misma. La importancia de la comunicación es sola– mente que cualquiera sea su sentido, esta apunta siempre a la convivencia con los demás, y no que deba implicar la expectativa o el establecimiento de una comprensión o una aceptación de ella como lo ha hecho Habermas (1989), quien ha intentado demostrar que existen formas específicas de acción por medio de las cuales los interlocutores adhieren a la comunicación orientada a la comprensión, aceptando razones lo suficientemente 154

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