Ensayos sobre socioautopoiesis y epistemología constructivista

Acción Social Constructiva donde ambas no pueden concebirse por separado, pues son las dos caras de una misma medalla. Toda acción social implica estructura, y toda estructura implica acción social, ambas se encuentran intrincadas en toda actividad o práctica humana. El punto de parti– da del análisis social debe basarse en la observación de las prácticas humanas recurren– tes. es decir las actividades que no son creadas por los actores sociales, sino continua– mente recreadas por ellos a través de los diversos medios por los que se expresan a sí mismos como actores. De este modo, no es la conciencia la que mediante la construcción social de la realidad produce las actividades, ni es la estructura social la que las recrea; antes bien, en su expresión como actores. las personas se implican en la práctica, y me– diante ella se producen la conciencia y la eslruclura (12). Los actores sociales en esta teoría, poseen capacidad de racionalización, lo cual implica el desarrollo de rutinas que les capacitan para manejarse eficazmente en la vida social. Los actores también tienen motivaciones para acluar, y estas motivaciones impli– can deseos que impulsan la acción. Así. mientras la racionalización y la reflexividad están constantemente implicadas en la acción, es más apropiado considerar que las mo– tivaciones son potenciales para clla. Las motívaciones proporcionan planes generaks para la acción. pero la mayor pane de la acción no está directamente motivada. Aunque esta acción no está motivada y nuestras motivaciones suelen ser inconscientes. las moti– vaciones desempeñan un importante papel en la conducta humana (13). Del mismo modo, Giddens hace una distinción importante entre conciencia prác– tica y discursiva. La conciencia discursiva es la capacidad de expresar con palabras la cosas. La conciencia práctica implica sólo lo que hacen los actores y no entraña su capa– cidad de expresar lo que hacen con palabras. Este último tipo de conciencia es la más importante en la teoría de este autor, en cuanto muestra un interés primordial por lo que se hace más que por lo que se dice. De este modo la teoría se desliza hacia lo que los agentes de la acción hacen realmente "La capacidad de acción sugiere la existencia de eventos perpetrados por un individuo. Lo que ocurrió no hubiera ocurrido sin la inter– vención de ese individuo" (Giddens 1984:9). Como podemos apreciar se concede una enorme importancia a la capacidad de acción. El tiempo y el espacio constituyen variahles cruciales en la teoría de Giddcns. Ambas dependen de si las otras personas están presentes temporal o espacialmente. La <.:ondición primordial es la interacción cara a cara, en la que los otros están presentes en el mismo tiempo y espacio. Sin embargo. unos sistemas sociales se extienden en el tiem– po y el espacio. mientras que otros dejan de estar presentes. Este distanciamiento en ténninos espacio-temporales es cada vez más posible en el mundo moderno debido a sus nuevas formas de (tele)comunicación y transporte. En su acento sobre la acdón, Giddens atribuye un gran poder al agente. pues tienen la capacidad de introducir cambios en el mundo social. Es más los agentes no tienen sentido alguno si carecen de esas capacidad; es de<.:ir un actor deja de ser un agente si pierde la capacidad de introducir cambios. Por supuesto, estc autor reconoce la existencia de constreñimientos sobre los actores. pero cIlo no significa que no tengan elección ni puedan transformar situaciones. Para Giddens la acción posee el poder o capacidad para transformar situaciones, atribuyéndoles un gran poder al actor, y opo– niéndose a la vez a teorías que se desvían de esta orientación y asignan más importancia a las intenciones, como puede ser el caso de la fenomenología, o a las estructuras exter– nas, como es el caso del estructural funcionalismo. Hacia un paradigma sistémico del concepto Acción Social Uno de los más importantes teóricos sociales estadounidenses de nuestro siglo es Talcott Parsons (1902-1979). Este autor se vio prorundamente intluenciado por las tradi– ciones teóricas de Alfred Marshall, Vilfredo Parelo. Emile Durkheim y Max Weber, por 147

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