Ensayos sobre socioautopoiesis y epistemología constructivista
Teoría de la AUlopoiesis pecto de la propiedad de "limitarse". Sin embargo. pensamos que precisamente tal aco– piamiento es lo que se requeriría dilucidar desde un enfoque genuinamente social y no fisicalista. Otro punto importante es el de los dominios, pues nos permite visualizar la inci– dem.:ía de la autopoiesis en la reflexión del autor. En especial la distinción respecto a los múltiples dominios que podemos distinguir en tanto observadores, y la legitimidad, co– herencia y validez de éstos. La tríada que permite a Maturana articular su propuesta es la compuesta por el dominio de realidad, dominio de explicación y dominio cognitivo. El dominio de realidad (realidad objetiva en paréntesis) es la idea de que hay tantos dominios de realidad legítimos como dominios de explicaciones que un ohserva– dor puede traer a mano a través de las coherenCIas operacionales de su praxis del vivir. Toda afirmación es válida en algún dominio de realidad (10). El "anything de Feyerabend encuentra ahora un sustento en la denominada Biología del conocimiento. El dominio de explicación se define como el criterio de validación usado por un observador para aceptar una refomlUlación de la praxis del vivir. Hay tantos dominios de explicación como criterios de aceptación. Conslituye a los dominios de acciones. desde que cada dominio de acción es aceptado como legítimo. este es un dominio cognitivo cn ese dominio (Maturana, op.cit 2R). Mientras que cada dominio cogniLi \0 es un dominio de coordinación de acciones en la praxis del vivir de una comunidad de observadores. Es un dominio particular de coherencias operacionales, esto es, un dominio racional. Son dominios consensuales en la praxis del vivir de los observadores (op.cit. 77).Más allá de las diferencias e intersec– ciones entre dominios, lo que nos interesa es el dominio de coordinación de acciones consensuales. Este dominio, el cognitivo, es el punto de "conexión" entre los dominios en que actúan los individuos, constituyendo: "dominios isomórficos de existencia". esto es, redes de conversaciones bajo ciertas emociones. Los seres humanos deben ponerse de acuerdo en el lenguaje para saber desde qué dominio cognitivo están hablando y actuar coordinadamente de acuerdo a detenninada coherencia operacional: sólo pode– mos conocer lo que podemos conocer, nos dirá Maturana. Como decíamos, los sistemas vivientes conservan su correspondencia estructural con el medio mediante interaeciones recurrentes (la conexión con los dominios del otro) que ocurren en el dominio de coordinaciones de acciones consensuales. El cuerpo viene a ser el lugar donde se conectan estructuralmente las interacciones recurrentes de dife– rentes dominios de realidad, donde se viven la multiplicidad de dominios de coexisten– cia, produeiéndose una superposición de dominios. Por ejemplo, se viven diferentes do– minios cognitivos (religión, ciencia) y el cuerpo debe hacerse cargo de las eonsecuencias que trae tener una multiplicidad de dominios, con diferentes racionalidades (coherencias operacionales). Otro aspecto relevante de la teoría de MaLUrana sobre la interacción es el relativo a los ténninos conversación, comunicación y lenguaje. Las conversaciones o redes de conversaciones se dan a través de interacciones en el lenguaje, por medio de nuestros cuerpos. Recordemos que lenguaje es un concepto no convencional para Maturana, o sea, no es un cuerpo de signos, sino más bien que es una fuente de deformaciones compensables expresada en conductas significativas entre un alter y un ego en el contexto de la conducta acoplada. La conversación. entonces, es un flujo de coordinaciones de acciones y emociones que ocurre entre seres humanos que interactúan recurrentemente en el lenguaje. El lenguaje es un concepto más amplio, por– que como se desprende de la teoría, es constitutivo del ser humano. La comunicación, en cambio, viene a ser la interacción recurrente en el dominio de coordinaciones de accio– nes consensuales: un dominio isomórfico de existencia. En ningún momento Maturana hace explícito el problema de si los individuos comunican o si es el sistema el que comunica, y tampoco plantea una postura al respecto, 123
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