Ensayos sobre socioautopoiesis y epistemología constructivista
Epist~I11(lI()gía Construclivisla idea de autorreferencialidad, en toda su magnitud. en el conceplO de autopoiesis y sus correlatos clausura operacional y determinismo estructural ( 12). Como adelantamos, nuestros conocimientos se hacen posibles al observar y des– cribir observaciones, es decir: haciendo distinciones e indicaciones cuyos resultados cons– tituyen horizonte para la emergencia de nuevas distinciones e indicaciones (Spencer– Brown, G. 1979), en donde la materia del conocimiento está hecha sobre la base de noticias de diferencias (Bateson, G. 1985), de mapas y no territorio.l. Se reitera que observar significa. en tanto operación cognitiva, un manejo de es– quemas de distinciones. Esto quiere decir que no se pueden dar explicaciones que reve– len algo independiente de las operaciones mediante las cuales se generan dichas explica– ciones: la lógica de la observación no puede sobrepasar la lógica del (sistema) observa– dor, la referencia de lo observado (descrito) siempre es el (sistema) observador. Aquí se reintroduee el tema de la autorrefcrellcialidad, que marca el heeho que existen sistemas que no pueden dejar de referirse a sí mismos en cada una de sus operaciones. Así toda heterorreferencia es posible sólo como construcción dcl observador. Como bien lo destaca Luhmann ( J (91), justamente la clausura autorreferenciaJ del observador posibilita su apertura al entorno desde sus propios esquemas diferenciadores: conocemos la realidad en la medIda en que nos sentimos excluidos de ella. Así, en cI proceso del conocimiento, la separación sujet%bjeto es un recurso infor– mador para delimitar -seleccionar posibilidades de observación, es una marca para la diferencia. Como puede notarse, estas posturas modifIcan radicalmente la comprensión tra– dicional de lo que se entiende y enseña por quehacer investigativo. No dejan criterios exclusivos del objeto, válidos en sí, sin contexto o perspectiva, que pe011ilan evaluar "neutral mente" una detenninada ohservación, hipótesis, teoría o explicación. Queda aquí planteada una oposición con el postulado clásico de la investigación científica, según el cual es propuesto un "mundo objet ivo", independiente de su observación por un ohserva– dor. Relativismo y Realismo Constructivista Para nosotros, tan inconveniente como las posturas tradicionales empiricistas re sulta la adopción de una discrecional radicalización del constructivismo. Como es cono– cido, no es aventurado señalar que la ciencia tradicional tiene por un extremo al naturalismo y por el otro al solipsismo. Desde el primero, la realidad se representa como un orden extrínseco al observador y, en su reacción con respecto al problema de la autorrcferencialidad. las otras posturas, por su parte, hacen emerger un orden de realidad desde las actividades cognitivas intrínsecas del si~tema observador. Nuestras experiencias. en lo cotidiano. no nos permiten posicionarnos en uno ni otro ángulo. Por Jo general nuestros entornos no siempre coinciden con nuestros deseos, pero resulta vano pretender cambiarlos con la pura imaginación. Nuestros "decires" -y menos nuestros "haeeres" no pueden ser desmentidos sin más. Por otro lado, ni una extrema posición fenomenológica o radicalmente empirista hace posiblc un acceso a la experiencia sin, al menos, un mínimo de categorías que la anteceden. No pocas veces el atractivo y consistencia de estas nuevas propuestas se desvirtúa en el ultranelatívismo de algunas tendencias postmodernistas, en donde todo es posible según cómo se lo vea o imagine. Nada está m¡ís lejos de la experiencia cotidiana. Con toda su eficacia práctica, el resonante discurso relativista no puede contradecir la expe– riencia que demuestra que junto a los dominios cognoscitivos de la persona, en los domi– nios sociales o institucionales "lo objetivo" reina. Además, la información científica como la cotidiana- no se basta a sí misma: debe probar su potencia ante una complejidad 11
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