Sectores: fenomenología de la vida social de un grupo de pacientes internados en un sector del Hospital Psiquiátrico de Santiago

Por otra parte, estas situaciones generalmente redundaban en algún be– neficio para el "mandadero"; ciertos privilegios en el interior o las ventajas mismas que reportaba el poder entrar y salir del sector con mayor libertad pudiendo, de esta manera, hacer encargos de otros internos con alguna pequeña ganancia. No faltó el caso en que uno de estos mandaderos apro– vechara cada salida para tomarse un "traguito". Qyizá la situación más elaborada de explotación del sistema, por la cantidad de personas que estaban involucradas, incluyendo miembros del personal y en la cual parti¿ipó también el autor, es el evento que fue bautizado como las "cenas nocturnas". Este ajuste presenta, además, un interés adicional pues es una de las escasas ocasiones en que aparece, con alguna claridad, un tipo de organización grupal entre los pacientes. Poco a poco se llegó a estructurar una especie de "contrato" entre un grupo de internos y los miembros de un turno del personal. Los internos podían obtener agua caliente en la noche, después que todo el resto de pacientes estaba acostado, ocasión en que se organizaba entre cinco o seis personas una completa cena en comunidad en que se compartía todo lo que se podía aportar - si alguno no podía hacerlo en esa oportunidad lo podía hacer en otra. En las cenas más memorables se llegó a contar con carnes, ensaladas, huevos, galletas, tarros de conservas, bebidas, café o té, frutas, etc., alimentos que debidamente distribuidos y aderezados constituían " " A al d 1 " h " d' fu una cena como en casa . s vo e os mac eteros , se po 1a mar relajadamente una o dos "corridas" de cigarrillos sin que nadie estuviera esperando la "corta". Luego, después de que los miembros del personal también hubieron cenado por su parte, llegaban con el "Dominó", se le– vantaba la mesa y comenzaban las interminables "patas" hasta las dos de la madrugada. La pareja del personal contra la de_los internos, esta última constituida en cada oportunidad por turnos. entre los mejores del grupo, contando con que alguno tenía sueño u otro simplemente no tenía ganas. El contrato implícito era más o menos: no nos tienen una pareja para el dominó entonces no hay cena; y por la parte de los internos, no hay cena entonces no tenemos ganas de jugar al dominó. Demás está decir que cualquiera que fuera el resultado del juego, siempre quedaba pacta– da la revancha. Tendremos ocasión, más adelante, de examinar en mayor detalle ésta y otras situaciones cuando enfrentemos el problema de la estructura social del sector. Podríamos extendernos latamente en ejemplos de explotación del sistema; sin embargo, los pocos que hemos entregado son bastante re– presentativos de las "técnicas" más notables. Por otra parte, es necesario 86

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