Sectores: fenomenología de la vida social de un grupo de pacientes internados en un sector del Hospital Psiquiátrico de Santiago
Cooper hace una aguda observación al respecto: "Una de las fantasías más comunes del personal de los hospitales para enfermos mentales es que si no se coercionafísica o verbalmente alpa– ciente para que dije la cama a cierta hora de la mañana, se quedará acostado hastapudrirse. Detrás de esto está la ansiedad asociada a la no conformidad con respecto a la regulación del tiempo y al. controlgeneral en sus vidas. Elpaciente es ese temible aspecto de sí mismo que a veces no quiere dtjar el lecho e ir a trabajar" 98 • Esta aproximación, provisoria en todo caso, nos serv1ra como un punto de partida para comprender los pasos siguientes que nos llevarán a describir de manera cada vez más integrada la conducta social de los in– ternos del sector. Hasta ahora hemos conseguido uña visión más o menos estática y parcial de la totalidad que podríamos llamar la "situación'' social de los internos en un sector. Hasta ahora estamos en un punto verdadero y falso al mismo tiempo. Verdadero, porque traduce con alguna fidelidad lo que llamamos las "condiciones dadas". Falso, no obstante, porque la si– tuación real está formada no sólo por las condiciones dadas, sino también por el modo particular en que cada paciente la "asume y la supera". Para los efectos de nuestro propósito, las condiciones dadas no son aún "vida". Aún cuando tenemos en algunas observaciones a los internos "como ac– tuantes", poseemos hasta ahora sólo datos; esto no demuestra sino que una separación de lo dado y lo proyectado sólo tiene un valor didáctico y que en la realidad son inseparables. Por ejemplo, el hecho de que un paciente sea golpeado queda incompleto para nuestra "comprensión'' si de alguna manera no incluimos el modo en que este paciente escapa, asume, se degrada o supera esa realidad. En nuestro caso sólo podremos llegar a caracterizar modos de acción de los pacientes respecto de la situa– ción física, los otros pacientes o el personal, que tengan significado social, es decir, que sean compartidos como experiencia. No está demás insistir en que nuestro nivel de comprensión de la conducta es social. Social en la medida en que sea conducta comunicativa - independientemente de la intención consciente de comunicar-, es decir, en la medida en que la conducta resulta comprensible para los demás miembros de dicha co– munidad; en concreto, en la medida en que promueve otras conductas en respuesta. En este sentido, no se trata de separar ciertas conductas 98 D. Coopc:r, Psiquiatría yAntipsiquiatría. Buenos Aires: Paidos, 1974, p. 100. 77
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